sábado, 3 de diciembre de 2016

No lo pueden negar



 Imposible para la prensa ocultar la realidad de lo que esta sucediendo ahora mismo en Cuba, hasta los libelos de miami se ven obligados a publicar la inocultable apropiación del pueblo cubano por la obra y ejemplo del Comandante en Jefe, así como las muetras de dolor y homenaje.

Cubana grita entre llantos que por qué no se murió ella en vez de Fidel 

 


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En el video se ve como, en medio de un profuso llanto acompañado de convulsiones, una cubana grita que debería estar muerta ella y no Fidel.
“¿Por qué tú y no yo, Fidel?” grita la mujer, mientras otras la consuelan.
Otra cubana más joven grita entre sollozos que los cubanos le deben todo a Fidel, “la educación, la salud, todo, nuestra revolución. ¡Todo!”
“¡Gracias! Desde donde usted está siempre lo vamos a tener en nuestros corazones!” grita emocionada.

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COMANDANTE SOBERANO








Juan Betancourt Calero dijo:

COMANDANTE SOBERANO
Comandante soberano,
obedeciste a la muerte
que erró mil veces la suerte
de tomarte de su mano.
Sufre el suelo americano,
ha enmudecido el sinsonte,
en el cabizbajo monte
ya ni la palma se mece
y de dolor se estremece
la línea del horizonte.

Se revuelcan los manglares
allá por Las Coloradas
donde las rocas calladas
manifiestan sus pesares.
Sollozando están los mares
que guardan en su memoria
que los vestiste de gloria
cuando el Granma los surcó
y su carga se inscribió
para siempre en nuestra historia.

¡Tu muerte es una mentira
porque eres la gran verdad,
porque eres una deidad
que a la humanidad inspira!
¡Porque eres como la lira
que nos convoca al concierto;
por ser noble, justo, cierto,
historia y revolución
no existe ni un corazón
que admita que te hayas muerto!

Juan Betancourt Calero
Profesor de la Universidad de Pinar del Río

Testimonio 1


"Estábamos trabajando en el hotel cuando Raúl dio la noticia por televisión y todo el mundo quedó impactado, un momento muy triste", contó Yaimara Gómez, empleada del Hotel Presidente, en La Habana.
Sin preámbulo alguno, el presidente cubano, hermano menor del líder de la Revolución cubana que triunfó en 1959, apareció por televisión cuando muchos bailaban, bebían, flirteaban, compartían en el muro del malecón, a orillas del mar, o simplemente dormían.
"Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo y a los amigos de América y del mundo que hoy, 25 de noviembre, a las 10H29 horas de la noche falleció el Comandante en Jefe de la Revolución cubana Fidel Castro", dijo Raúl con voz templada.
Por muchos años la noticia falsa de la muerte de Fidel Castro puso los pelos de punta dentro y fuera de Cuba. Esta vez no fue ni siquiera un rumor: Fidel murió bajo absoluta reserva, probablemente en su casa de La Habana, el mismo año de su nonagésimo aniversario.








Hasta las primeras horas de este sábado nadie sabía las circunstancias del deceso, apenas la voluntad del líder de ser cremado. Sus cenizas recorrerán parte de la isla en una caravana que se extenderá por cuatro días y concluirá con la inhumación el 4 de diciembre en la ciudad de Santiago de Cuba (960 km al este de La Habana).
"Perder a Fidel es como perder a un padre, al guía, al faro de esta revolución", dijo Michel Rodríguez, un panadero de 42 años que se enteró de la noticia a través de la radio cuando todavía tenía abierto su local.
En homenaje, Cuba guardará nueve días de duelo.

Testimonios



Nereida Ibarra conversando a la puerta de su casa: paciente, humilde, en la Avenida Patria. Me da café. Le pi­do entrevistarla. Dice que tiene 72 años y miedo escénico. Que nadie nunca la ha entrevistado. Digo una (la) palabra: Fidel.
Entonces habla:
—Yo he sentido su muerte como si hubiera sido una sangre mía, sinceramente. Yo todos los días pedía que Dios me le diera salud a Fidel para que siguiera viviendo. Pero bueno… desgraciadamente...
«Yo pongo el radio todos los días a las cinco de la mañana, y ese día llamé rápido a mi marido: ay, Beto, se murió Fidel anoche. Y aquello me cayó mal, mal, mal, mal… ¿Tú no has visto la foto que yo tengo?».
Paso a la sala. Me muestra la foto.

—Yo tengo esa foto en la pared, yo la tengo hace años, ¡uh!, grande así. Y le pongo su vasito de agua y sus velas y sus flores, porque para mí él era lo más grande.
«Con esa pérdida la gente está que por favor la vida. Fíjate que uno no oye en las casas radio puesto, ni música, ni nada.
Y el día 4, si vienes por aquí, tú vas a ver que no puedes ni caminar. La Avenida esa se va a poner así de llena, esperando a que él pase por aquí. Y yo que vivo aquí mismo, seguro salgo y me paro ahí y ya lo veo todo. Pero también hay que ir a la Plaza, al homenaje que se le va a hacer».
Hay olor a café por todas partes.
Está Fidel en la televisión.
—La naturaleza no tenía que habérselo llevado. Tenía que haberlo dejado para que siguiera viviendo un poco más. Por lo menos yo lo siento así; con sinceridad te lo digo, y con franqueza. Porque yo vivía antes de la Revolución con el otro desgraciado ese que estaba en el gobierno. Yo estaba chiquita, pero bue­no, a mí las cosas no se me olvidan. El Batista ese bien malo que era. Pero con la Revolución todo muy bien.
«Cuando el Comandante llegó las cosas fueron pa’lante y pa’lante y pa’lante, y mejorando y mejorando, hasta el presente. Que yo espero que las cosas sigan aquí como han ido en estos años de Revolución que tengo.
«Yo sé que aquí las cosas no van a cambiar. Difícil, difícil… ¿Cam­biar esto? ¿Estás loco? Si el mundo entero ha sentido a Fi­del. El mundo cree en la Revolución. Y yo, así mismo vieja, llena de acha­ques y de malezas, si tengo que ir al monte con una pistola a defender Cuba, segurísimo voy».