La
ciudad pinareña más que un maquillaje necesita una cirugía estética en cuanto a
la higiene comunal.
La
cotidianidad de más de 160 000 personas que la habitan, sumados los barrios del
municipio capitalino y la población que acude a diario de los restantes
lugares, más una deficiente cultura ambiental urgente de respuestas, agravan la
situación.
Para
la capital provincial solo hay 92 trabajadores de higienización armados con el
obsoleto parque automotor de cuatro carros compactadores y uno especializado
que eleva los contenedores, cuatro carretas tiradas por tractores y 95
cuentapropistas contratados con sus coches y caballos para la zona periférica.
Hay
también un camión ampliroll con 20 cajas, de ellas 17 diseminadas en los
barrios con más desechos y escombros, mientras tres se reservan para uso
exclusivo de los operativos de la campaña antiaegypti.
Los
trabajadores de saneamiento mueven diariamente 1662 metros cúbicos de basura,
aparte de eso solo cuenta con 149 barrenderos de calle a escoba limpia
removiendo excretas animales y desechos de todo tipo.
En
la parte periférica se recoge la basura con tracción animal, a veces cada dos
días, así está planificado, en otras diariamente, pero con el mismo impacto:
pocos limpiando y muchos ensuciando.
Realmente
para ellos son muchos los problemas a enfrentar, hay vandalismo con los
contenedores plásticos, los queman –a veces por indolencia o desconocimiento- ,
le hurtan las ruedas o el propio contenedor para utilizarlo como materia prima.
Se crean micro vertederos ilegales, a veces rozando el área urbana, y surgen
indisciplinas que reclaman la mirada de todos los organismos, aunque algunos
viran la cara.
Hay
una exigencia constante contra los 43 micro vertederos más connotados; para su
limpieza se cuenta con un cargador frontal, pero cuando se les rompe, ¡ay, ay!
cunde el caos en la programación semanal.
De
los nueve carros especializados para la limpieza de fosas, la UEB de
Saneamiento técnicamente solo tiene utilizables cinco, que tampoco ofrecen
garantía absoluta: son viejos y descontinuados.
En
enero cumplieron el plan de evacuación, el esfuerzo fue muy grande, pero no
siempre es así, la demanda supera sus posibilidades, hasta el 17 de febrero
habían saneado 136, nos informa la especialista Nery Medina Martínez.
Los
pocos carros tienen que rotar por los once municipios y uno de ellos permanece
en la ciudad, aunque con limitaciones, incomprensiones y la difícil tarea de
llegar a tiempo en cada sitio que se reclame.
La
Dirección Provincial de Higiene y Epidemiología es un órgano regulador y
controlador; es exigente y aplica medidas, pero se requiere mayor cooperación
ciudadana.
El
doctor Alejandro Marques Ferrer, subdirector de Salud Ambiental, puntualiza en
que la indisciplina social es un flagelo, enfatizado en deficiente educacional
ambiental.
Una
plática con el especialista nos convence más de que la felicidad de un pueblo
está en la salud, la educación, el derecho al trabajo, en la seguridad de sus
ciudadanos y especialmente la dignidad con que vive, siempre que goce de
soberanía.
Hay
dos grandes razones para lo que falta por hacer, el daño causado por el bloqueo
económico y la incompetencia de algunos en la organización y la disciplina;
Cuba es uno de los países que más hace por sus ciudadanos en materia sanitaria,
pero inobjetablemente no todo marcha bien.
Todos
los niños están protegidos con vacunas contra 13 enfermedades prevenibles y las
personas de la tercera edad ven crecer su expectativa de vida casi a nivel de
país altamente desarrollado.
Toda
la población es atendida gratuitamente en el sistema de salud, aunque el Estado
desembolse cada año increíbles sumas de dinero… y aun así existen muchos
detractores.
Hay
críticos sociales, que anhelan lo mejor para su pueblo, y detractores políticos
ansiosos de engordar la billetera con la más ácida impensada e crítica, porque
si no hubiera bloqueo, Comunales y Acueductos y Alcantarillados tuvieran un
mejor equipamiento.
No
basta con ofender a la población; mejor es educarla en la higiene comunal,
enseñarla a identificar y combatir los vectores, que predique con el ejemplo en
la limpieza y cuando transiten por la calles, apoyen a ese trabajador que
humildemente hace el barrido – poco remunerado – porque también es su ciudad.
No
vamos a negar los derrames de albañales, ni la basura que se genera por la
convivencia colectiva y el paso diario de millares de personas; esa no es solo
la causa de que enfermen, pero si enfermaran, el Estado pone todos los recursos
para devolverles la salud.
La pregunta más difícil –creo- no es quién limpia, sino quién ensucia. Ni quién exige o controla, sino quién critica y ofende. La ciudad es de todos, con éxitos y victorias, pero para festejar primero hace falta limpieza.
La pregunta más difícil –creo- no es quién limpia, sino quién ensucia. Ni quién exige o controla, sino quién critica y ofende. La ciudad es de todos, con éxitos y victorias, pero para festejar primero hace falta limpieza.
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