Por Liborio de Veras
Todo
no ha sido color de rosas para Dagoberto Valdés en los últimos días, a pesar de
estar “en viaje de trabajo en los EEUU”.
Imagino
que debe estar que revienta con la deserción de Maikel Iglesias Rodríguez,
“joven de prolífera creación literaria que conformaba el equipo de
Convivencia”.
El
relleno del Tanque de Dagoberto al que me referí en mi escrito anterior. El relleno
que se cansa de ver como el conductor se beneficia y hace lo mismo con los
suyos, es decir, con sus allegados, dígase sus dos hijos vagos, su confidente
Yoandy y la Karina. El relleno se harta de ver cómo se dilapida a manos llenas
el “presupuesto del proyecto” en almuerzos y cenas en paladares de lujo, en
viajes a Varadero, en viajes a la Habana y a Viñales por mencionar los del
patio, sin hablar de los periplos por Europa y Norteamérica.