Por Liborio de Veras
Todo
no ha sido color de rosas para Dagoberto Valdés en los últimos días, a pesar de
estar “en viaje de trabajo en los EEUU”.
Imagino
que debe estar que revienta con la deserción de Maikel Iglesias Rodríguez,
“joven de prolífera creación literaria que conformaba el equipo de
Convivencia”.
El
relleno del Tanque de Dagoberto al que me referí en mi escrito anterior. El relleno
que se cansa de ver como el conductor se beneficia y hace lo mismo con los
suyos, es decir, con sus allegados, dígase sus dos hijos vagos, su confidente
Yoandy y la Karina. El relleno se harta de ver cómo se dilapida a manos llenas
el “presupuesto del proyecto” en almuerzos y cenas en paladares de lujo, en
viajes a Varadero, en viajes a la Habana y a Viñales por mencionar los del
patio, sin hablar de los periplos por Europa y Norteamérica.
Tras
bambalinas se habla de una carta de despedida que Maikel dejó previamente
escrita a los “miembros del equipo” en la que con su habitual lenguaje plagado
de vericuetos y metáforas, deja leer entre líneas su malestar por haberse
sentido relegado y hasta rechazado por el grupo. Se habla que según la misiva,
el pobre Maikel se sintió con el peso de las miradas del grupo y las sospechas
de sus integrantes sobre él.
Todo
es posible, en el mundo de Dagoberto y sus aspiraciones no se admiten sombras,
él sólo puede pensar, tocar y gastar.
Maikel
además de ser negro, no pudo deshacerse del lastre de proceder de una familia
humilde y de composición revolucionaria. Esto siempre lo mantuvo ante la mira
de Dagoberto. El que se tolere no quiere decir que se acepte.
Nada,
el mundo de la hipocresía signada por la ambición.
Maikel,
suerte para ti. Es tu vida y tu decisión. La distancia de la tierra amada y de
la familia ayuda con el dolor a clarificar los pensamientos. Es allí, en la
lejanía donde lo más mínimo lacera y lo insignificante se vuelve monumental.
Allí conocerás de verdad al “equipo”.
Mucha
salud, fe y fuerza para ti. Las necesitarás.
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