Posted by heraldocubano
Por Arthur González.
Para lo que no creyeron que Estados Unidos era el
diseñador de la más reciente patraña provocativa contra Cuba, ahora podrán
reconocer que las denuncias eran bien fundadas.
El miércoles 22.02.2017 Rosa María Payá Acevedo,
supuesta “perseguida política” de la Seguridad cubana, quien engañó a los
diplomáticos de la entonces Sección de Intereses de Estados Unidos en La
Habana, y logró que le aprobaran un visado como refugiada política para ella,
sus dos hermanos y su madre, llevó a cabo su parte en el espectáculo
encomendado, pero sin la participación de Luis Almagro, secretario general de
la OEA, como habían ideado los mafiosos de Miami.
Los participantes en la teatral provocación
fueron solamente diplomáticos de Estados Unidos, Suecia y de la República
Checa, quienes además de controlar la conducta de la adiestra
contrarrevolucionaria, comprobaron que de perseguida política solo tiene una
visa mal otorgada por el Departamento de Estados, que desde hace muchos años
hace un uso inadecuado de ese programa en Cuba.
Es conocido que las personas que reciben una visa
de refugiados políticos para ingresar a Estados Unidos, tienen suficientes
beneficios económicos como son seguro médico, una pensión monetaria mensual,
facilidades de vivienda y de trabajo, todo con dinero de presupuestos federales
provenientes de los impuestos pagados por los ciudadanos estadounidenses.
El espectáculo se realizó en la sala de su
vivienda ubicada en el municipio Cerro, la cual no ha perdido a pesar de haber
viajado con esa visa hacia los Estados Unidos, pero bajo la nueva ley
migratoria cubana puede viajar y permanecer hasta 24 meses fuera de Cuba, sin
ser considerada una emigrada.
Acogida a esa nueva legislación y como prueba de
su mentira de ser una perseguida política, Rosa María retorna a Cuba varias
veces en el año, siempre para llevar a cabo actividades contra la Revolución,
con el fin de ser reprimida algún día, algo que hasta la fecha no ha sucedido.
La provocación se efectuó sin ninguna
intervención de la policía y en todo momento se percibió su frustración al no
haber podido contar con la presencia del ex presidente mexicano Felipe Calderón
y la ex ministra chilena Mariana Aylwin, como estaba previsto para el show
mediático.
En primera línea también estuvieron algunos
miembros de la prensa extranjera, esos que reciben órdenes de sus casas
matrices para conformar la guerra mediática contra Cuba; sin embargo no
interpelaron a los diplomáticos norteamericanos, suecos y checos sobre las
razones para estar en una actividad contra la Revolución, en clara violación de
las normas establecidas en el artículo 41-1 de la Convención de Viena de 1961,
que define que las misiones diplomáticas están obligadas a no inmiscuirse en
los asuntos internos del Estado receptor.
Hechos como ese han sido protagonizados en el
pasado por asalariados de Miami, como fueron los llamados “ayunos” y “huelgas
de hambre” convocados por Martha Beatriz Roque Cabello, Vladimiro Roca, René
Gómez Manzano, Félix Bonne, Raúl Rivero, Elizardo Sánchez Santa Cruz Pacheco,
Yndamiro Restano, Lázaro Cabrera Puente, María Elena Cruz Varela, Ricardo
Bofill, Tania Díaz Castro y otros más.
Esos que vivieron y aún viven de los dólares que
envía Miami para sostener una imagen de “disidencia” interna, también
conformaron en su época decenas de comisiones, centros, partidos, comités,
consejos, confederaciones y muchos títulos más, para justificar los cientos de
miles de dólares enviados desde Estados Unidos, y a la vez poder disfrutar de
la buena vida en Cuba, tal y como hizo Oswaldo Payá, quien pudo vacacionar
anualmente en la playa de Varadero.
Al parecer en el Departamento de Estado y en la
CIA, falta la memoria histórica de sus fracasos en conformar una oposición
interna a la Revolución, y el personal especializado en contabilidad que pueda
calcular los costos y las pérdidas de cientos de millones de dólares en
supuestos proyectos que nunca tuvieron éxito.
Rosa María camina por un sendero muy trillado,
por donde transitaron antes decenas de supuestos opositores, muchos de ellos
agentes de la Seguridad del Estado que denunciaron las instrucciones y
preparación que recibieron por “diplomáticos” norteamericanos.
Este hecho puede darle al presidente Donald Trump
una clara idea de cómo durante más de medio siglo, los funcionarios del
Departamento de Estado han manipulado los visados de refugiados políticos, con
un alto costo para los fondos federales y quizás se decida a cortar de una vez
ese relajo, tal y como hizo su antecesor Barack Obama con la política de pies
secos-pies mojados.
Si Trump solicitara datos al Departamento de
Estados sobre la cantidad de visas otorgadas en el programa para Cuba de
refugiados políticos, se sorprenderá al constatar que en los últimos 20 años
han aprobado más de 70 mil visas de ese tipo, sin que en realidad ninguno de
los beneficiados clasificara para ello, de acuerdo al concepto establecido por
el Alto Comisionado de las Naciones Unidos para los Refugiados.
Algo que prueba la falsedad de esa condición es
que la casi totalidad de ellos visita la Isla de forma regular, sin que ninguno
haya sido apresado ni reprimido, entre ellos la “refugiada política” de Estados
Unidos, Rosa María Paya Acevedo.
Por esas miserias humanas recordamos siempre a
José Martí cuando dijo:
“Anchas tumbas construyen con sus
propias manos las maldades”.
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