Tomado de PostCuba
Por: Ileana González.
La interminable afluencia en la web de largos
artículos sobre la sociedad cubana, su presente y futuro, desprovistos de
objetividad, me anima a escribir sobre este tema. Si Cuba tuviera en sus
campiñas, y otros sectores productivos tantas manos dispuestas a trabajar como
las que hoy escriben todo tipo de críticas y recetas, seguramente estaríamos
mucho mejor.
Diariamente, Marx, Engels, Lenin, y el propio
Fidel, son traídos, llevados, citados, interpretados y hasta enjuiciados, se
entremezclan sus pensamientos de forma enrevesada, en la mayoría de los casos
el mensaje resulta difícil de entender, la verborrea fluye como río
descontrolado, una buena parte de los autores de estas publicaciones, ni
siquiera son especialistas en estos temas, los que si emplearan esa capacidad
de atrevimiento, en intentar ayudar a resolver los problemas que señalan,
trabajando en la producción serían mucho más útiles.
El tema económico es uno de los más tratados.
Extensos son los trabajos de sombríos pronósticos. Es interesante cómo algunas
personas bien calificadas soslayan en sus análisis cuestiones medulares
como la incidencia del bloqueo, la incierta evolución de la economía mundial en
los próximos años, donde no se aprecian tendencias favorables para los
principales rubros de exportación cubanos, la dinámica de las relaciones
económicas internacionales del país, en las que se observa la permanencia de
restricciones financieras y limitaciones comerciales con los principales
mercados. Estas omisiones resultan inexplicables en estos catedráticos.
Desconozco por qué incurren en ellas.
La emigración, principalmente hacia EE.UU. es otro centro de atención. La mayoría
de las valoraciones y pronósticos son apocalípticos, las causales externas son
totalmente ignoradas. Sucede que cuando en mi lectura busco fuentes e
investigaciones que sustenten los análisis y sus resultados, en un alto por
ciento no aparecen, son fruto de la inspirada sapiencia de sus autores, los
cuales por demás no ostentan ningún título académico que los faculte para
escribir sobre este fenómeno. Pululan los análisis simplistas, y en algunos
casos mal intencionados.
Recetas para la solución de los problemas de Cuba
hay por doquier, acompañadas de las críticas que dan los argumentos para
proponerlas. Pareciese que quienes nos han dirigido en todos estos años, solo
hubieran errado e improvisado. Esa es la imagen que uno no bien informado
podría conformarse a partir de lo que publican algunas plataformas, las cuales,
al decir de Eduardo Galeano, “nos mean y dicen que está lloviendo”.
El punto no es dejar de escribir sobre la
realidad cubana, sino que se haga de forma responsable, no para divagar y
terminar confundiendo, ni para enaltecer el ego, o responder a mandatos. Muchas
personas buscan en las redes satisfacer diversas necesidades informativas, sin
olvidar que adolescentes e incluso niños también navegan en las mismas. Los que
escribimos tenemos una responsabilidad moral y ética con ese público tan
heterogéneo, y con Cuba, cuya imagen en no pocas ocasiones es distorsionada y
tergiversada por falsos profetas.
Dijo un sabio “habla poco de lo que sabes y nada
de lo que ignoras”.
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