Su caso es un ejemplo del modelo
deportivo que se impone en el mundo, donde estados con más recursos recogen el
esfuerzo e inversión pública de otros mucho más pobres (2).
Recordemos que, desde las Olimpiadas
de Barcelona 92, España ha incorporado a 33 deportistas de otras selecciones. Y
el mayor botín procede… de Cuba: trece atletas (3).
Los grandes medios españoles aportan
la justificación ideológica de esta “política de importación” de atletas. Así
lo explicaba el conocido comentarista Ramón Trecet: “El otro modelo es el de
importación. Se importan atletas. Lo hacen prácticamente todos los países del
mundo, incluido EEUU” (4). Curiosa mentalidad neocolonial la de este periodista,
para quien “prácticamente todos los países del mundo” serían un puñado de
estados… con dinero. Desde luego, no la inmensa mayoría de naciones de América
Latina o de África, por ejemplo.
En función de esta política, el
Gobierno español maneja a conveniencia sus propias leyes migratorias. Mientras
miles de personas esperan años y años para tramitar la nacionalidad española,
ciertos atletas la obtienen en unos días, gracias a la llamada “carta de
naturaleza” (5). Solo en 2015 fueron diez deportistas de élite, entre ellos el
propio Orlando Ortega (6). Mientras en los últimos tres años se ha reducido a
la mitad la nacionalización de migrantes por vías ordinarias, la de atletas por
“carta de naturaleza” se ha multiplicado por diez (7).
Pero la prensa del régimen español nos
cuenta la historia justo al revés. “Una medalla llena de vallas
administrativas”, titulaba el diario “El Mundo” (8). “El País” narraba que “el
camino hasta Río fue una maratón de obstáculos e incertidumbre” para el atleta
Orlando Ortega, ya que sus abogados “tuvieron que insistir mucho para que su
historial llegara al Consejo Superior de Deportes” (9). Para remate, un toque
del más rancio nacionalismo español: el atleta “tuvo ofertas de otros países,
pero Orlando quería representar a España. (…) (Y) en septiembre juró la
Constitución”.
Un grupo de atletas españoles firmaba
el pasado año una carta contra esta política de adquisición de figuras
deportivas (10). “Es una forma de comprar medallas baratas que está muy de
moda, pero que nadie se engañe: el atletismo español no está mejor por esta
(medalla de) plata”, declaraba uno de los firmantes, que defendía el atletismo
de base y una mayor inversión en becas e instalaciones (11).
Pero ¡ay de quien se atreva a poner en
cuestión este sistema de intereses! Articulistas y tertulianos de los
principales medios españoles llevan días linchando –sin la más mínima
oportunidad de defenderse- al actor Willie Toledo, por sus opiniones críticas
en torno a la medalla de Orlando Ortega para España (12) (13) (14) (15).
También el presentador de la
Televisión Cubana Randy Alonso era objeto de linchamiento mediático, en su caso
desde los medios de Miami, por el “pecado” de calificar al atleta Orlando
Ortega como “excubano” (16). Un término, sin duda, discutible, pero no
incorrecto, ya que ha sido el propio atleta quien ha renunciado –no solo en lo
estrictamente legal- a su origen y a sus símbolos (17) (18). Recordemos cómo,
en Río de Janeiro, rechazó posar con una bandera cubana y –palabras textuales-
se fue buscar “la (bandera) de España como loco” (19).
Una actitud que contrasta con la de
otros deportistas cubanos que han competido en otras selecciones. El boxeador
Lorenzo Sotomayor, tras obtener medalla por Azerbaiyán, país en el que vive,
aseguró que “todo mi éxito se lo debo a Cuba. Allí lo aprendí todo y la amo con
todo mi corazón” (20).
Joan Lino Martínez, atleta retirado
que compitió también por España, explicaba que “en Cuba (…) se trabaja para que
haya una cantera de deportistas constantemente”, mientras “aquí (en territorio
español) no está creada esa estructura” (21). Una acertada explicación para
entender por qué un país del Tercer Mundo como Cuba, a pesar de la emigración
de algunos de sus deportistas, ocupe el número 14 entre los estados del mundo
en medallas por habitante (22). Estados Unidos –por cierto- se ubica en el
puesto 37, y España… en el 57.
Pero sobre esto tampoco dirán una
palabra inquisidores mediáticos y propagandistas del nacionalismo deportivo
español.
José Manzaneda, coordinador de Cubainformación
No hay comentarios:
Publicar un comentario