Por: Hefesto Vulcano
Como
tal dice el chiste, el señor Donald Trump no cesa de ofender a los
mexicanos con su dichoso muro, ahora dice que lo hará antes de la fecha
indicada y que México al final lo pagará.
En su reciente
discurso ante el Congreso, el señor de pelo de mazorca de maíz, y no
creo que sea ofensa, sino un título como lo haría una película de
Disney, dijo: “Debemos restaurar la integridad y el imperio de la ley en
nuestras fronteras. Por eso, pronto comenzaremos la construcción de un
gran muro a lo largo de nuestra frontera sur. Se iniciará antes de lo
programado y, una vez terminado, será un arma muy eficaz contra el
crimen y las drogas”.
El continúa insistiendo que eso
evitará las drogas y no acaba de comprender que el hecho de que los
norteamericanos se droguen no tiene que ver ni con mexicanos,
colombianos, ni el opio asiático, sino que es parte de su naturaleza de
sociedad violenta, agresiva y prepotente.
Nada tienen
que ver los primeros emigrantes que llegaron a las 13 colonias haces
siglos, aquellos eran religiosos que huyeron de su metrópoli buscando
seguridad y esa búsqueda los llevó a defenderse contra todo y contra
todos, lo que los obligó a armarse. Pasado el tiempo, las historias de
aquellas tierras vírgenes arrastraron emigrantes de casi todo el mundo y
fueron escribiendo su historia – la que tienen hoy- algunas veces
gloriosa y otras ignominiosa, con momentos como la expansión hacia el
oeste, la usurpación de tierras de los indios y luego hacia el sur –de
la que fueron víctima los mexicanos- , la fiebre del oro, el sueño
americano, la gran América y la expansión mundial.
Se
convirtió esa nación en especie de tierra prometida, a la que iban los
grandes científicos, los grandes negociantes, los grandes artistas y
todos los grandes incluyendo los criminales, asesinos contrabandistas y
hasta los grandes HP, que hoy les llaman políticos. En su deseo de
expansión acogían todo lo bueno y todo lo malo, por lo que les llegaron
las drogas, que de no haber sido por la idiosincrasia del hombre
estadounidense formado de las ligas mencionadas anteriormente, los
compuestos modificadores de la personalidad no hubieran tenido tanta
acogida.
Ellos hicieron su hombre nuevo, lo hicieron
hace muchooo… crearon arquetipos para demostrar su superioridad y
aparecieron Súperman, Batman y otra pila de man que formaron parte de su
propaganda, pero los man que no tenían esos superpoderes tuvieron que
conformarse con marijuana como le dicen los mexicanos de la frontera,
cocaína, heroína y los miles de engendros que creó la industria química,
para igualmente ser “poderosos”.
Al paso del tiempo
ellos tuvieron la mejor industria automovilística que movía sus autos
con gasolina y también a su hombre americano que se movía con heroína, o
sea, cada uno con su combustible, hasta que ahora llega Trump y quiere
recuperar la industria de los automóviles que se la coparon sus amigos
asiáticos y desterrar la droga que le ha facilitado el mundo para
tenerlos contentos.
El problema de la droga es tal que
ningún americano se sonroja cuando expone que consumió drogas, porque
para ellos es como tomarse una Coca Cola, quizás más saludable. El
expresidente George W. Bush usó marihuana y quién duda de que Trump con
lo loco, mujeriego y jodedor que es no lo haya hecho también, porque
viene de un mundo donde ese es el combustible, el del espectáculo.
Me
parece que quitarle las armas personales y las drogas a los
norteamericanos, es peor que mentarle la madre, creo que lo tolerarían
más, y es comprensible, ambas cosas forman parte de su historia, de su
formación y la vida del país. Obama trató de quitarle las armas y no
pudo, al contrario se estimuló su venta y posesión. Ahora este loco
quiere quitarles las drogas y eso va, a la larga, a repercutir en más
droga, como sucedió cuando el wiski y la Ley Seca. Basta que les
prohíbas algo a las personas para que ellas se rebelen.
Los
resultados no se verán de inmediato, pero cuando cierren la frontera
sur, por donde entra la mayoría de la droga, venga de donde venga;
seguro van a probar por el aire por el mar, y casi volverán las peleas
del oeste, pero que no le echen la culpa a mexicanos, colombianos y
otras razas, porque para los estadounidenses la droga es tan necesaria
como el chicle. Y lo peor, tal como exportan el clisé de la supremacía
americana, exportan el de la droga y si muchos países la consumen, es
gracias a ellos por su mal ejemplo.
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