Por: Katherin Méndez
La vorágine de la vida puede llevarnos a
olvidar cuestiones esenciales, que parecen intrascendentes por su
cotidianidad, pero son importantes para avanzar hacia el futuro.
A veces pensamos solo en los que nos
afecta y no en las cosas positivas, que nos benefician, quizás la
familia queriendo protegernos contribuya a esa forma de pensar.
Los mayores nos hacen daño cuando nos
crean cierto complejo de inferioridad, al mirarnos con tristeza, por no
tener la ropa o los zapatos que consideran adecuados para salir con
nuestras amistades o participar en una actividad, su amor los hace
olvidar lo esencial, como seres humanos tenemos virtudes que los demás
ven y los hacen querer compartir su tiempo con nosotros, eso es lo
importante.
Nos duele verlos preocupados por la marca
de los zapatos que llevaremos a la escuela, la calidad y estética de la
mochila, la belleza del termo o el pomo para agua o refresco. Sabemos
que el precio de esos artículos muchas veces es casi prohibitivo para
ellos, pero se empeñan porque piensan que nos veremos disminuidos ante
los demás. Olvidan que con zapatos, mochilas y pomos modestos, podemos
ser la mejor de la clase, algo que seguro los haría estallar de orgullo.
Los jóvenes debemos fijarnos no solo en
lo que nos afecta, sino también en esas cosas que no reparamos en ellas
porque las hemos disfrutado desde nuestro nacimiento y no conocemos cuán
singulares resultan en el mundo de hoy, esos detalles son los que
marcan la diferencia.
A veces pienso si valoramos como debe ser
el poder transitar por nuestras ciudades sin que un secuestro nos
aceche, coger una guagua molesta por su tardanza pero no temerosa de
que pueda ser asaltada, discutir con un compañero de clases sin miedo a
que nos mate a balazos, retirar dinero de un cajero sin correr el
riesgo de un atraco, en fin tantos “detalles” de nuestra sociedad que
contribuyen a la tranquilidad y libertad que disfrutamos, que no
merecen ser ignorados. Como no lo merecen la salud y la educación
gratuita, los precios subsidiados de la electricidad, el agua y los
alimentos de la libreta que no alcanzan, pero ayudan.
Me parece que debemos ser más justos con
nuestros padres y con la sociedad, si tuvieran la posibilidad de
complacernos en todo seguro lo harían, démosle aliento cuando
entristezcan ante las carencias que nos afectan, demostrémosle que
sabemos valorar lo que nos han dado y el esfuerzo que hacen por legarnos
un país próspero.
Hago una propuesta, dejémonos de
criticarnos y quejarnos tanto y pensemos en cómo ayudar a nuestros
padres a superar los obstáculos para salir adelante. Seamos capaces de
unirnos, escucharnos y respetarnos. Juntos empujemos a Cuba hacia el
futuro.
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