Se imaginan cuanta incongruencia: Dagoberto significa por el origen del nombre, Día claro y brillante, que viene de daga berth.
Este nombre lo llevaron tres reyes merovingios, uno de ellos en el siglo VII.
Ahora tenemos un nuevo Dagoberto… Valdés que quiere ser rey de los bandidos, porque se ha robado el amor de los creyentes y la confianza de autoridades religiosas.
Su verbo corrupto lo ha llevado al Vaticano, pagado por la Iglesia; a los Estados Unidos pagado por la CIA.
Se reúne en Pinar del Río con personajes europeos que asisten a sus aquelarres para conspirar.
Se libra de la ira de sus vecinos porque realmente no se manifiesta como mercenario, al parecer hace una obra honesta, cuando todos saben que es peligroso hasta la médula.
No es una gente honesta y decente, si nos atenemos a sus antecedentes familiares, no es paradigma de nada, que no sea la contrarrevolución y su inteligencia y preparación la pone en función de malas causas.
Nunca lo verás en las calles departiendo con amigos, si los tiene serán pocos, tampoco es enamoradizo y bebedor, no, su tiempo lo dedica a la política, no a la sana política de mejorar las cosas retorcidas de su país, sino ayuda a retorcerlas más para dañar a la Revolución.
Funda revistas a las que le da un carácter religioso, bondadoso, altruista y con ética cristiana, pero él, en lo personal, no siente nada de lo que profesa.
Amigo de las malas causas, seguro estará elaborando sus planes ambiciosos de cómo apoderarse de un gran favoritismo con la nueva visita de un Papa.
Es peligroso porque su rostro no muestra sus sentimientos, sonríe ante las cámaras cuando la TV de Miami magnifica su imagen y se comporta como un cordero, porque las garras las esconde bajo la piel de un laico, favorecedor de los humildes, aunque al final de la jornada las limosnas se las lleva en el bolsillo.
¿Quién se cree lo de día claro y brillante, para alguien que procede de averno?.
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