viernes, 13 de noviembre de 2015

#PinarDelRío ''Honor y gloria a los héroes''


Este miércoles en el acto realizado en la sala Universal de las FAR para conmemorar el 40 aniversario de la independencia de Angola, presidido por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros General de Ejército Raúl Castro, se otorgó póstumamente el Título de Héroe de la República de Cuba y la Orden Máximo Gómez de Primer Grado con carácter póstumo a las hijas de los generales de brigada Raúl Díaz-Argüelles y Víctor Schueg Colás.

Dichas condecoraciones, también les fueron impuestas a los generales de división Carlos Fernández Gondín y Romárico Sotomayor, ministro y jefe de la Dirección Política del Minint, respectivamente. Todas meritorias y en justo reconocimiento a sus méritos.
Pero quiero referirme en particular a quien entre ellos cayó combatiendo el de 11 de diciembre de 1975 en el norte de Ebo, Angola, con apenas 39 años y se le otorgó poco después el ascenso póstumo a General de Brigada, el reconocimiento más alto a un militar que cae cumpliendo con su deber. Se convirtió así en un símbolo de nuestros combatientes internacionalistas.
Llevan su nombre la Facultad de Medicina de Guinea Bissau, donde en tantos combates participó en ayuda al movimiento revolucionario que conquistaba la independencia de aquel país y una escuela militar en Angola en cuyo territorio libró decisivos y oportunos combates contra las fuerzas mercenarias zairotas y del FLNA y contra los racistas sudafricanos que comenzaron a perder el mito de su invencibilidad por su voluntad y su experiencia militar.
También lo tiene la empresa portuaria de Moa en Holguín, el Instituto Pre Universitario de Güines y el Complejo Deportivo en la capital, recordando su destacada participación deportiva como estudiante universitario.
Raúl Díaz-Argüelles fue uno de esos jóvenes que en el fogueo de la lucha fue evolucionando y madurando sin perder sus raíces de verdadera entraña popular, su jovialidad y perseverancia.
Estudiaba en EEUU y lo sorprende de vacaciones en Cuba el golpe de estado de Batista. No regresa. Busca a sus compañeros Tony Castell, Juan Pedro Carbó Serviá y José Machado “Machadito” y se incorpora a las luchas estudiantiles en la universidad donde matricula. Integra el Directorio Revolucionario y se convierte en uno de sus combatientes más activos en la capital.
Realiza varias acciones espectaculares y perseguido vuelve clandestino a Estados Unidos para venir de inmediato en la expedición de esa organización que abre en el Escambray un núcleo guerrillero. Se le encomienda retornar a la capital para reactivar la lucha urbana y lo logra con varias operaciones audaces y acosado por la persecución se incorpora al grupo guerrillero del Directorio Revolucionario en las montañas.
Su promoción a Comandante allí se la impone el legendario guerrillero argentino que aúna ya en esa zona a las fuerzas verdaderamente revolucionarias y confirma su ascenso en diversos combates donde también fortalece sus convicciones, que mantuvo siempre después, de que nuestra fortaleza radicaba en la pujanza que adquiriera la unidad entre los revolucionarios.
Ocupa diversos cargos en las nacientes Fuerzas Armadas Revolucionarias que cumple a cabalidad. Nadie mejor que el Comandante de la Revolución Guillermo García cuando era Jefe del Ejército Occidental donde Raúl Díaz Arguelles sirvió para testimoniarlo cuando dijo después de su muerte heroica:
“Era un cumplidor estricto… un militar revolucionario en toda la extensión de la palabra…por su seriedad, por su disciplina, fue ganando la confianza no sólo mía sino de todo el colectivo de viejos combatientes de la Sierra Maestra que llegaron a tomarle un cariño como si fuera un veterano, ya del mismo núcleo.”
“La imagen de él es una cosa que queda impregnada. Era una gente de éstas, tremenda en rectificar cualquier cosa. No era fácil llamarle la atención, era una gente de un carácter serio, rígido, muy fuerte, exigente, cumplidor.
Era una gente joven pero madura, había madurado muy temprano. Tenía muchos criterios y lo discutía a la saciedad siempre que pensaba que tenía la razón”.
Luego comenzó su periplo africano. En Bissau se destacó como organizador y combatiente. Transmitía su experiencia vivida intensamente como luchador clandestino y guerrillero, la que conoció de sus compañeros y las enseñanzas aprendidas en escuelas militares. No era posible apartarlo de los combates más riesgosos.
En Angola con idéntico ímpetu compartió esa capacidad combativa y su ingenio con los guerrilleros angolanos logrando victorias históricas y estratégicas. Ha sido muy justa la decisión del Consejo de Estado de otorgarle el Título de Héroe de la República de Cuba y la Orden Máximo Gómez de Primer Grado con carácter póstumo precisamente cuando se cumplen 40 años de la independencia del hermano pueblo angolano que él ayudó con su tenaz perseverancia y a costa de su vida, a conquistar.

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