miércoles, 4 de mayo de 2016

De Vueltabajo a la Zaza


 Después de varios meses de colosal esfuerzo, acaban de abrirse otra vez las compuertas de la presa Zaza, el embalse más grande de Cuba.
Un intenso proceso de mantenimiento, ha conseguido en este tiempo, la rehabilitación de un primer tramo del canal magistral del embalse, por el que se conduce el agua hasta la totalidad de sus destinos.

En este empeño, una brigada de obreros y especialistas pinareños, ha desempeñado un papel decisivo para la limpieza de una obra de gran importancia, que al cabo de más de 40 años de explotación, se había tupido con fango y sedimentos.
“Esta no es la primera vez que salimos de la provincia. En otros momentos hemos trabajado en obras de La Habana, Artemisa, Mayabeque,  Isla de la Juventud. Sin embargo, nada se compara con lo que encontramos aquí. Esto es un monstruo”, confiesa Miguel Antonio Lara, uno de los integrantes.
Conformada con el objetivo de realizar labores de mantenimiento, esta fuerza de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico (EAH) de Vueltabajo, asumió desde mediados de septiembre del 2015, el papel de ejecutor principal de los trabajos de movimiento de tierra del canal.
Una tarea hacia la cual han volcado sus 17 equipos (la mayoría de los 27 medios del sistema de Recursos Hidráulico que han intervenido en la obra) y que ha demandado, entre otras cosas, sacar con retroexcavadoras y buldócers los sedimentos acumulados en el fondo durante más de cuatro décadas de explotación.
El ingeniero Rubén Santos, director de la UEB de Mantenimiento, perteneciente a la EAH, lo resume en pocas palabras: “aquí prácticamente no había canal”, y a renglón seguido señala que “todas esas montañas de azolve que usted ve en el costado del dique, han sido extraídas del fondo”.
Según el especialista, en este primer tramo de alrededor de siete kilómetros en el que se ha trabajado, partiendo desde la cortina de la presa, el material fangoso llegó a tener entre 1,2 y 1,5 metros de profundidad, y en algunos sitios hasta el doble de esa cantidad, reduciendo considerablemente la entrega de agua.
Rigoberto Morales, director general del Grupo Empresarial de Aprovechamiento Hidráulico (GEAH), explica que a lo largo del canal magistral, se perdía un estimado de entre 80 y 90 millones de metros cúbicos del líquido cada año.
“Esta es una cifra astronómica, que equivale a decir que estábamos botando prácticamente una presa completa, por ineficiencia en la conducción”.
Para revertir la situación, solo en esta primera etapa, se han sacado del canal 150 mil metros cúbicos de sedimentos.
Por otra parte ha habido que construir un canal paralelo de 2,3 kilómetros de longitud, que permitirá el desvío del cauce principal, para poder continuar la rehabilitación de un segundo tramo durante lo que resta de año.
“De esta última obra, a nuestra brigada le correspondió hacer un kilómetro, algo que nunca habíamos realizado, pues estamos diseñados para labores de mantenimiento”, señala Juan José Machín, el jefe de la brigada.
“Al principio no pensamos que pudiéramos terminar en el plazo establecido, por la envergadura de los trabajos, y porque el clima no nos acompañó durante las primeras semanas.
“Hubo momentos en que se nos atascaba un buldócer y a veces nos demorábamos hasta tres días para poder sacarlo”, cuenta Juan José.
“Tuvimos jornadas de adelantar 200 metros, y luego caer un planazo de lluvia y echarlo todo a perder, y obligarnos a retroceder y volver a empezar de cero”, recuerda Jorge Machín, mecanizador de la brigada.
“El atraso en los meses de septiembre y octubre, nos forzó a alargar las jornadas hasta 10 y 12 horas, y a trabajar los fines de semana, para podernos ajustar el cronograma”, añade.
Gracias a esto, los especialistas aseguran que no habrá problemas para reiniciar, tal como se había previsto, la entrega de agua de la Zaza a partir del mes de mayo, a tiempo para el inicio de la campaña de primavera en el macizo arrocero del Sur del Jíbaro, y de hacerlo además con una mayor eficiencia.
“Con las acciones realizadas en esta primera etapa, pensamos que pudieran recuperarse de 30 a 40 millones de metros cúbicos anuales”, estima el director del GEAH.
Es tan solo un primer paso, de un proyecto que no se detiene y que aspira a elevar esa cifra hasta los 70 millones, al cierre del mes de diciembre.
Para ello, dependerá durante la segunda etapa de fuerzas del MICONS, que asumirán por entero las labores que hasta ahora estuvieron compartiendo hombres y equipos de siete provincias, en el afán por rehabilitar una obra indispensable para utilizar el agua de ese inmenso mar dulce que es la presa Zaza.

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