La Habana,
8 de febrero del 2016Sr.Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de
América:
La
mayoría de nosotros recordará los detalles mínimos de aquel 17 de diciembre del
2014. Porque una persona sabe cuándo está viviendo un momento histórico.
Aquel día, usted afirmó que seguiría apoyando a la sociedad civil en Cuba.
Nosotros, como parte de la sociedad civil de este país, queremos hacerle una
petición.
Somos vecinos de un barrio habanero localizado en Miramar, bien cercano a una iglesia y un parque que lleva el nombre de un extraordinario ser humano: Mahatma Gandhi, alguien capaz de transformar el mundo con el poder de su ética, como afirmó usted al visitar el Memoriala ese gran hombre en la India. Tradicionalmente, este espacio ha sido centro de la vida social de nuestra comunidad. Cada domingo, los ancianos tenían allí sesiones del milenario taichí, los feligreses de la Iglesia de Santa Rita se sentaban luego de asistir a las misas, los niños tenían un lugar ideal para el esparcimiento. Pero todo eso acabó.
Desde hace más de seis meses, cada domingo irrumpen la tranquilidad del vecindario unas señoras que se hacen llamar "Damas de Blanco", acompañadas por varios hombres. Sus manifestaciones no tienen un ápice de pacifismo, ni de ética, ni de autenticidad. Señor Presidente, las Damas de Blanco y la campaña "Todos Marchamos"provocan disturbios y escenas bastante desagradables.
¿Quién, Señor Presidente, puede arrogarse el derecho de decir frases obscenas frente a niños y ancianos?
¿Acaso no es una paradoja que quienes dicen luchar por los derechos humanos ofendan y vapuleen a sus coterráneos?
Nosotros trabajamos duro para progresar, al igual que su pueblo Señor Presidente. El tiempo libre que nos queda tratamos de aprovecharlo para compartir con nuestras familias y amigos. Nos preguntamos entonces de qué viven estas "damas", que tienen tiempo de sobra y pueden darse el lujo de protestar, como si fuera un programa de trabajo que las lleva en lugar de a un momento de _paz con Dios y con la gente, a una atormentada falta de civismo.
Tal vez usted tenga referencias diferentes al respecto, pero nosotros no tenemos razón alguna para mentirle a Usted.
Señor Obama, las "Damas de Blanco" se muestran explícitamente en contra de la política de su administración respecto a Cuba. Apoyan el embargo, ese que Usted exhortó a derogar en su discurso más reciente sobre el Estado de la Unión. Que desaparezca el bloqueo (como le decimos aquí) es deseo profundo de la sociedad civil cubana. Usted lo sabe.
¿De qué manera puede catalogarse una persona que desea el mal al país donde viven y a su gente? Son cosas que nos hacen daño, y que están lejos de las esencias comunes y los sentimientos de los cubanos y los americanos.
Dudamos que alguien con este comportamiento tenga la decencia elemental de las buenas personas y la capacidad de ser buenos vecinos. Tampoco creemos que puedan convivir civilizadamente, no solo con los barrios y comunidades en nuestro país, sino incluso con su nación, cuando la mayoría concentra esfuerzos para sanar y fortalecer lazos entre ambas orillas.
Le pedimos que, en la medida de sus posibilidades, influya para que estas personas dejen de molestarnos los domingos. Porque quien realmente exige derechos lo hace a través de la razón, y no mediante alaridos, frases de mal gusto y agresiones a los vecinos.Queremos que el Parque Mahatma Gandhi vuelva a rendir honor a su nombre.
Usted ha dicho que confía en el pueblo cubano. Por eso le hacemos llegar esta solicitud. Confíe en nosotros, vecinos y ciudadanos de una nación que quiere y ama la paz.
Fraternalmente,
Vecinos del Parque Mahatma Gandhi, La Habana, Cuba.
Somos vecinos de un barrio habanero localizado en Miramar, bien cercano a una iglesia y un parque que lleva el nombre de un extraordinario ser humano: Mahatma Gandhi, alguien capaz de transformar el mundo con el poder de su ética, como afirmó usted al visitar el Memoriala ese gran hombre en la India. Tradicionalmente, este espacio ha sido centro de la vida social de nuestra comunidad. Cada domingo, los ancianos tenían allí sesiones del milenario taichí, los feligreses de la Iglesia de Santa Rita se sentaban luego de asistir a las misas, los niños tenían un lugar ideal para el esparcimiento. Pero todo eso acabó.
Desde hace más de seis meses, cada domingo irrumpen la tranquilidad del vecindario unas señoras que se hacen llamar "Damas de Blanco", acompañadas por varios hombres. Sus manifestaciones no tienen un ápice de pacifismo, ni de ética, ni de autenticidad. Señor Presidente, las Damas de Blanco y la campaña "Todos Marchamos"provocan disturbios y escenas bastante desagradables.
¿Quién, Señor Presidente, puede arrogarse el derecho de decir frases obscenas frente a niños y ancianos?
¿Acaso no es una paradoja que quienes dicen luchar por los derechos humanos ofendan y vapuleen a sus coterráneos?
Nosotros trabajamos duro para progresar, al igual que su pueblo Señor Presidente. El tiempo libre que nos queda tratamos de aprovecharlo para compartir con nuestras familias y amigos. Nos preguntamos entonces de qué viven estas "damas", que tienen tiempo de sobra y pueden darse el lujo de protestar, como si fuera un programa de trabajo que las lleva en lugar de a un momento de _paz con Dios y con la gente, a una atormentada falta de civismo.
Tal vez usted tenga referencias diferentes al respecto, pero nosotros no tenemos razón alguna para mentirle a Usted.
Señor Obama, las "Damas de Blanco" se muestran explícitamente en contra de la política de su administración respecto a Cuba. Apoyan el embargo, ese que Usted exhortó a derogar en su discurso más reciente sobre el Estado de la Unión. Que desaparezca el bloqueo (como le decimos aquí) es deseo profundo de la sociedad civil cubana. Usted lo sabe.
¿De qué manera puede catalogarse una persona que desea el mal al país donde viven y a su gente? Son cosas que nos hacen daño, y que están lejos de las esencias comunes y los sentimientos de los cubanos y los americanos.
Dudamos que alguien con este comportamiento tenga la decencia elemental de las buenas personas y la capacidad de ser buenos vecinos. Tampoco creemos que puedan convivir civilizadamente, no solo con los barrios y comunidades en nuestro país, sino incluso con su nación, cuando la mayoría concentra esfuerzos para sanar y fortalecer lazos entre ambas orillas.
Le pedimos que, en la medida de sus posibilidades, influya para que estas personas dejen de molestarnos los domingos. Porque quien realmente exige derechos lo hace a través de la razón, y no mediante alaridos, frases de mal gusto y agresiones a los vecinos.Queremos que el Parque Mahatma Gandhi vuelva a rendir honor a su nombre.
Usted ha dicho que confía en el pueblo cubano. Por eso le hacemos llegar esta solicitud. Confíe en nosotros, vecinos y ciudadanos de una nación que quiere y ama la paz.
Fraternalmente,
Vecinos del Parque Mahatma Gandhi, La Habana, Cuba.
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