Marco
Rubio, nacido en Miami en 1971, de padres que emigraron de Cuba en 1956 por
apremiantes necesidades económicas, tres años antes del triunfo del proceso revolucionario
en 1959, ha sido un político de ópera bufa.
Miami.- Entre la extraordinaria barahúnda del proceso electoral de las
primarias del Gran Circo Republicano en los dos meses y medio que han
transcurrido desde su comienzo uno de los hechos más notables es que se ha
desinflado por completo el Gran Globo que ha sido la pre candidatura
presidencial por el Partido Republicano del senador por la Florida, Marco
Rubio. ¨Little Marco¨, como lo llama despectivamente, Donald Trump, el
pre candidato republicano que domina todas las pistas de ese Gran Circo.
Marco
Rubio, nacido en Miami en 1971, de padres que emigraron de Cuba en 1956 por
apremiantes necesidades económicas, tres años antes del triunfo del proceso
revolucionario en 1959, ha sido un político de ópera bufa. Jugó a la
política como el que juega a la ruleta. En la Florida se le conoce por
ser corrupto, ignorante de los problemas más serios que afectan a la sociedad
en que vivimos, un delitante, ambicioso, oportunista y traicionero; producto de
grandes intereses financieros y políticos que lo han utilizado para sus propios
propósitos a los que se entregó desenfrenadamente. Ha sido también la
gran esperanza del sector más reaccionario de la derecha cubano americana en la
Florida y en Washington, sector, a su vez, acabado, sumido en la más indigente
bancarrota política.
El
globo de Marco Rubio voló por un corto tiempo hasta que chocó con la realidad
política de este año atípico proceso electoral. Entre estos fenómenos,
durante las últimas semanas, chocó a alta velocidad, de frente y sin
frenos, con el portentoso Donald Trump, quien lo puso en ridículo, una y
otra vez, y por otro lado chocó también, como los carritos locos de los parques
de diversiones, con el doctrinario real de la extrema derecha estadounidense en
esta lid, el senador por el estado de Texas, Ted Cruz, quien también claramente
demostró, una y otra vez, que Rubio era un peso pluma… de mentirita.
En
este proceso de las primarias republicanas el senador Rubio ha acumulado, hasta
la fecha, un total de 166 delegados contra 464 con los que cuenta Donald Trump
y los 372 delegados con los que cuenta el senador Ted Cruz. Y en las
encuestas de todos los estados que aún no han votado, excepto la Florida, se
encuentra en el sótano o cercano al sótano. Desinflado. Solamente
ha ganado las primarias de un estado, la álgida Minesota, donde obtuvo 41,126
votos que representó el 37% de los votos emitidos; en la votación del partido
republicano en el Distrito de Columbia donde ganó 1,059 votos, de un total de
2,810 votos emitidos; y en el enclave colonial de Puerto Rico donde obtuvo
27,485 votos de un total de 38,699 votos emitidos.
La
campaña presidencial de esta patraña política de Rubio llegará a su fin
próximamente, de hecho el martes 15 de marzo, cuando tendrá lugar la primaria
republicana en la Florida, una que el ganador por simple pluralidad de votos
ganará todos los delegados a ser elegidos, un total de 99. Donald Trump
es el abrumador favorito de acuerdo a las intenciones de voto reflejadas en un
conjunto de encuestas: 42% por Trump, contra un 22% por Rubio, Ted Cruz,
pisándole los talones, con un 21%, quizás superándolo de aquí al martes, y John
Kasich, el gobernador de Ohio, con un 9% de la intención de voto.
Y
así será el fin del Gran Globo de Marco Rubio, al menos en esta campaña
política, ya que la Florida es su estado, su base política definitiva, y él es
uno de los dos senadores federales por la Florida. Y en los
procesos políticos de Estados Unidos, todo candidato para ser creíble
políticamente tiene que tener el apoyo político evidente del estado al
cual representa.
Así
lo demostró el senador Ted Cruz en su estado, Texas, al ganar esa primaria el
primero de marzo pasado obteniendo más de 1 millón 200 mil votos, el 44%, de
los votos emitidos. Donald Trump lo siguió con alrededor de 757 mil
votos, el 24% de los votos emitidos en esa primaria.
Así
que chirrín chirrán para las turbias aspiraciones políticas, al menos este año,
de Marquito Rubio. “Al menos este año”, porque no se sabe a qué se
dedicará en el futuro este ex senador por la Florida. Ex senador ya que
Rubio fue electo senador federal en el 2010, no va a la reelección, y su
término terminará el próximo mes de enero.
Se
rumora que quisiera poder aspirar a ser gobernador de la Florida en el 2018
cuando el actual gobernador de la Florida, Rick Scott, quien es republicano,
termine su segundo mandato. Pero ni eso pinta bien, parece que Marquito
ha hecho enemigos políticos en este estado, ya que, por ejemplo, Rick Scott,
más que tácitamente ha apoyado la candidatura de Donald Trump y en nada la suya
en estas primarias presidenciales.
El
fracaso político de Marco Rubio no se le puede achacar a la falta de apoyo
financiero a su campaña presidencial por parte de sus promotores, o dueños,
como prefieran llamarlos. De acuerdo a las más recientes cifras del
Center for Responsive Politics, organismo no oficial cuyos estimados
financieros con respecto a las campañas políticas es aceptado universalmente,
hasta el periodo del 31 de enero al 7 de marzo pasados, la campaña de Marco
Rubio había recibido donaciones por un total de un poco más de $68 millones de
dólares, ocupando así el tercer lugar entre los candidatos republicanos que más
dinero ha recibido, por detrás de Jeb Bush y Ted Cruz quienes para esa fecha
habían acumulado donaciones por un total de $151 y $100 millones de dólares
respectivamente.
¡A
celebrar entonces!
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