Después
de varios meses de colosal esfuerzo, acaban de abrirse otra vez las compuertas
de la presa Zaza, el embalse más grande de Cuba.
Un
intenso proceso de mantenimiento, ha conseguido en este tiempo, la
rehabilitación de un primer tramo del canal magistral del embalse, por el que
se conduce el agua hasta la totalidad de sus destinos.
En
este empeño, una brigada de obreros y especialistas pinareños, ha desempeñado
un papel decisivo para la limpieza de una obra de gran importancia, que al cabo
de más de 40 años de explotación, se había tupido con fango y sedimentos.
“Esta
no es la primera vez que salimos de la provincia. En otros momentos hemos
trabajado en obras de La Habana, Artemisa, Mayabeque, Isla de la
Juventud. Sin embargo, nada se compara con lo que encontramos aquí. Esto es un
monstruo”, confiesa Miguel Antonio Lara, uno de los integrantes.
Conformada
con el objetivo de realizar labores de mantenimiento, esta fuerza de la Empresa
de Aprovechamiento Hidráulico (EAH) de Vueltabajo, asumió desde mediados de
septiembre del 2015, el papel de ejecutor principal de los trabajos de
movimiento de tierra del canal.
Una
tarea hacia la cual han volcado sus 17 equipos (la mayoría de los 27 medios del
sistema de Recursos Hidráulico que han intervenido en la obra) y que ha
demandado, entre otras cosas, sacar con retroexcavadoras y buldócers los
sedimentos acumulados en el fondo durante más de cuatro décadas de explotación.
El
ingeniero Rubén Santos, director de la UEB de Mantenimiento, perteneciente a la
EAH, lo resume en pocas palabras: “aquí prácticamente no había canal”, y a
renglón seguido señala que “todas esas montañas de azolve que usted ve en el
costado del dique, han sido extraídas del fondo”.
Según
el especialista, en este primer tramo de alrededor de siete kilómetros en el
que se ha trabajado, partiendo desde la cortina de la presa, el material
fangoso llegó a tener entre 1,2 y 1,5 metros de profundidad, y en algunos
sitios hasta el doble de esa cantidad, reduciendo considerablemente la entrega
de agua.
Rigoberto
Morales, director general del Grupo Empresarial de Aprovechamiento Hidráulico
(GEAH), explica que a lo largo del canal magistral, se perdía un estimado de
entre 80 y 90 millones de metros cúbicos del líquido cada año.
“Esta
es una cifra astronómica, que equivale a decir que estábamos botando
prácticamente una presa completa, por ineficiencia en la conducción”.
Para
revertir la situación, solo en esta primera etapa, se han sacado del canal 150
mil metros cúbicos de sedimentos.
Por
otra parte ha habido que construir un canal paralelo de 2,3 kilómetros de
longitud, que permitirá el desvío del cauce principal, para poder continuar la
rehabilitación de un segundo tramo durante lo que resta de año.
“De
esta última obra, a nuestra brigada le correspondió hacer un kilómetro, algo
que nunca habíamos realizado, pues estamos diseñados para labores de
mantenimiento”, señala Juan José Machín, el jefe de la brigada.
“Al
principio no pensamos que pudiéramos terminar en el plazo establecido, por la
envergadura de los trabajos, y porque el clima no nos acompañó durante las
primeras semanas.
“Hubo
momentos en que se nos atascaba un buldócer y a veces nos demorábamos hasta
tres días para poder sacarlo”, cuenta Juan José.
“Tuvimos
jornadas de adelantar 200 metros, y luego caer un planazo de lluvia y echarlo
todo a perder, y obligarnos a retroceder y volver a empezar de cero”, recuerda
Jorge Machín, mecanizador de la brigada.
“El
atraso en los meses de septiembre y octubre, nos forzó a alargar las jornadas
hasta 10 y 12 horas, y a trabajar los fines de semana, para podernos ajustar el
cronograma”, añade.
Gracias
a esto, los especialistas aseguran que no habrá problemas para reiniciar, tal
como se había previsto, la entrega de agua de la Zaza a partir del mes de mayo,
a tiempo para el inicio de la campaña de primavera en el macizo arrocero del
Sur del Jíbaro, y de hacerlo además con una mayor eficiencia.
“Con
las acciones realizadas en esta primera etapa, pensamos que pudieran
recuperarse de 30 a 40 millones de metros cúbicos anuales”, estima el director
del GEAH.
Es
tan solo un primer paso, de un proyecto que no se detiene y que aspira a elevar
esa cifra hasta los 70 millones, al cierre del mes de diciembre.
Para
ello, dependerá durante la segunda etapa de fuerzas del MICONS, que asumirán
por entero las labores que hasta ahora estuvieron compartiendo hombres y
equipos de siete provincias, en el afán por rehabilitar una obra indispensable
para utilizar el agua de ese inmenso mar dulce que es la presa Zaza.
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