En
el segundo y último día de su visita de
Estado a Francia, el Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz cumplió una intensa
agenda de trabajo.
Una
información resumen publicada por el diario Granma destaca los
encuentros este martes con las autoridades más importantes del Gobierno y el
Estado francés, así como con la directora general de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La
jornada comenzó bien temprano en la sede de la UNESCO en
París, sitio que también visitara el Comandante en Jefe Fidel Castro
Ruz, en el año 1995 al regreso de su participación en la Cumbre Mundial sobre
Desarrollo Social, en Copenhague.
Hasta
la entrada principal del edificio fue a recibirlo la directora general, Irina
Bokova, que ocupa ese cargo desde el 2009 y con quien se había reunido en La
Habana en dos ocasiones, una en noviembre del 2012 y, más recientemente, en
septiembre del 2015.
La
anfitriona acompañó a Raúl por los pasillos del inmueble que no solo es célebre
por albergar a esa institución de las Naciones Unidas sino por su
extraordinaria arquitectura.
Allí
lo esperaron también decenas de funcionarios de la UNESCO, que con celulares en
mano se llevaron un recuerdo de esta visita, aplaudieron la llegada y dieron
vivas a Raúl. Algunos de ellos habían sido testigos, también, de la entrada de
Fidel a la sede parisina hace más dos décadas.
Como
en las reuniones anteriores primó un clima de cordialidad, basado en la
historia de casi 70 años de relaciones de Cuba con la UNESCO. Junto a disímiles
temas, abordaron la importancia de la implementación de la Agenda para el
Desarrollo Sostenible 2030, aprobada recientemente en la ONU,en la que todos
los países se comprometieron, entre otras metas, a alcanzar una educación de
calidad y a erradicar la pobreza.
Bokova
dijo que la UNESCO seguirá acompañando a Cuba en cada paso del camino. Subrayó
que el horizonte de la cooperación entre ambas partes es amplio y calificó de
muy positivos los resultados que la isla caribeña ha obtenido en la educación.
Por
su parte, Raúl comentó que Cuba está dispuesta a continuar colaborando con
todos los países del mundo, como lo ha hecho, por ejemplo, en el caso de los
diálogos de paz de Colombia y el enfrentamiento a la epidemia del Ébola en
África Occidental.
Al
concluir su estancia en la sede de la UNESCO, el mandatario cubano se dirigió
hasta la Asamblea Nacional para reunirse con su presidente, Claude Bartolone.
De nuevo volvió a sorprender el recibimiento, engalanado como en la ceremonia
del Arco de Triunfo, con la caballería de la Guardia Republicana.
El
presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone, también se reunió con el
General de Ejército.
En
el encuentro destacaron el excelente estado de las relaciones entre los dos
países, en particular sus vínculos parlamentarios. Hubo un reconocimiento al
rol activo del Grupo de Amistad Francia – Cuba, en favor de la consolidación de
los nexos bilaterales. El Grupo, creado en los años 70, cuenta con 38 diputados
de todos los partidos representados en la Asamblea francesa.
Al
mediodía, cuando la temperatura rondaba los 11 grados Celsius, pero la
sensación térmica los bajaba hasta siete, Raúl llegó a la sede del Senado,
conocido aquí como Palacio de Luxemburgo. Vale apuntar que el Parlamento de
Francia está compuesto por dos cámaras, la Asamblea Nacional y el Senado.
Fue
precisamente su presidente, el señor Gerard Larcher, segunda figura del
Gobierno francés, quien le dio la bienvenida a Raúl al llegar este al patio
interior del edificio. Luego del saludo al jefe de la Guardia de Honor, el pase
de revista a las tropas y la habitual foto ante los medios de prensa, entraron
a la institución parlamentaria donde se desarrollaron las conversaciones, en
las que se intercambió sobre temas de mutuo interés y se abogó por mayor
intercambio entre el Senado de Francia y la Asamblea Nacional del Poder
Popular.
El
siguiente destino de la agenda del General de Ejército fue la Alcaldía de
París, sitio en el que radica el despacho de la alcaldesa Anne Hidalgo, quien
luego de recibirlo reveló a la prensa cubana que resultó muy emotivo su
encuentro con Raúl. Recordó sus raíces españolas y los vínculos que la han
unido siempre a Cuba, que “es un país que me gusta mucho”, dijo.
Aseguró
que las ciudades de París y La Habana van a trabajar juntas para construir una
nueva relación, “este es un momento histórico”.
Con
anterioridad Raúl también había dejado constancia, en un pergamino
conmemorativo de la visita, de su satisfacción por los estrechos lazos que han
unido a Cuba con esta ciudad, tan admirada por el Héroe Nacional, José Martí.
Por
esos azares del destino, y de la historia, la alcaldía de París fue presidida
desde1879 a 1881 por un cubano, Severino de Heredia, hecho que también fue
recordado esa tarde allí.
La
maratónica jornada de la delegación cubana siguió luego con una reunión en
Hotel de Matignon con el Primer Ministro, Manuel Valls, que volvió a confirmar
el excelente estado de las relaciones y la dinámica de los intercambios entre
ambos gobiernos, en cumplimiento de los acuerdos emanados de la visita de
Hollande a La Habana.
Con
el fin de darle continuidad a ese importante hecho ocurrido nueve meses atrás,
el General de Ejército le extendió al premier francés una invitación para
visitar Cuba.
Cuando
comenzaba a caer la tarde y la lluvia volvía a aparecer sobre la ciudad, el
presidente arribó al Museo del Hombre, impresionante exposición dedicada a la
etnología, la antropología y la prehistoria. Al recorrer parte de sus salas,
entre los flashazos de la prensa que lo siguió hasta el edificio del Palacio de
Chaillot, ubicado en la concurrida Plaza de Trocadero, Raúl conoció la
colección más extensa que existe en Francia dedicada a la vida del hombre.
Luego
de casi una hora interrogando a los atentos guías acerca de cada una de las
cosas que allí llamó su atención, recibió la última sorpresa de la noche:
apostados con banderas, a las afueras del Museo, seguían decenas de amigos de
la Mayor de las Antillas que, como mismo hicieron a su llegada, volvieron a dar
vivas a Raúl, a Fidel, a la Revolución.
Hermosa
escena que se repitió más de una vez en París y que confirmó que no por azar
Cuba llegó tan digna a Francia y recibió aquí la atención más esmerada.
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