Fueron
varios años sin pasar agradables momentos de sus vidas, los absorbió la
oscuridad, la tristeza, el maltrato y hasta el olvido.
Antes
los veías deambular por las calles, pernoctar en los parques o en los portales
de centros de trabajo; ahora los ves y se dificulta reconocerlos. Sus
apariencias son otras, sin barbas, peinados, aseados y con ropa adecuada.
El
Centro Provincial de Clasificación, ubicado en la antigua escuelita Makarenko,
en Pinar del Río, es hoy el nuevo hogar de los desamparados, quienes conviven
con un grupo de personas que velan por su bienestar, y sobre todo, les brindan
el afecto y el amor que quizás muchos de esos deambulantes padecieron durante
mucho tiempo.
Allí
habitan el "Alemán", Juanito, "Nela", Fernando, Ariel y
otros, todos agradecidos de este gesto de solidaridad y humanidad. A los casi
dos meses de inaugurado el local, han participado en diversas actividades,
entre ellas las realizadas por integrantes del espacio cultural Con luz propia,
concebido con estudiantes y profesores de la ESBU Tania La Guerrillera de la
ciudad de Pinar del Río.
En
esta ocasión, la iniciativa cautivó a los beneficiados, como también le dicen,
y al personal del centro. Los alumnos, profesores, periodistas del semanario
Guerrillero y otras personas sensibilizadas con el tema donaron ropas y
materiales de aseo, muestra de un apoyo para así aliviar cualquier dificultad
de esta índole.
Sin
embargo, el intercambio cultural les fue de gran importancia, en el cual la
música, el baile y las lecturas de reflexiones para la vida fueron propicios
para aumentar el estado de ánimo de los pacientes e integrarlos más a la
instalación y a la comunidad, en aras de que se sintieran como en casa.
A su
vez, algunos de ellos expresaron estar satisfechos y aconsejaron a los más
jóvenes sobre la importancia de no ingerir bebidas alcohólicas, no fumar y
además, de amar y cuidar a cualquier familiar o amigo que padeciera una
situación similar a las de los internados.
Difícil
fue para ellos verse solos en la vida, pero también lo era, vivir cada día el
rechazo de la muchedumbre, pues existieron personas que sin conocer a
profundidad sus historias los repudiaban por solo verlos "pedir unos
quilitos" o dormir en las calles; muchos de ellos con serios problemas
económicos y de salud, que los llevaban a actuar de esta manera.
En
estos momentos sus vidas dieron un giro de 90 grados. Allí los observas
haciendo ejercicios, disfrutando de una sala de televisión y otra de juegos
pasivos; recibiendo servicios médicos, psicológicos y estomatológicos, mientras
se realiza la clasificación de hacia dónde deben ir, si para el Hogar de
ancianos, el psiquiátrico o la propia instalación.
El
cambio en ellos es evidente, gracias a este programa de la Revolución cubana y
sobre todo al amor, ingrediente principal para obtener un buen resultado y
puedan, entonces, brillar con su propia luz.
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