Esa
afirmación la podrían hacer suya, los millones de cubanos que habitan la isla
de Cuba, de la Juventud y sus cayos e islotes adyacentes. Porque si buscamos el
significado de disentir encontramos en cualquier diccionario de la lengua
española: No ajustarse al sentir o parecer de otra persona, opinar de modo
distinto.El cubano, habla, opina, disiente libremente, solo hay que estar aquí
para verlo y para vivirlo.
Una
de las cosas que nos caracteriza es que siempre opinamos de modo distinto a los
demás, creemos saber como resolver todos y cada uno de los problemas y
defendemos nuestro criterio con pasión, ya sea en el deporte, la economía o la
política. El ejercicio de la opinión es parte de nuestra idiosincrasia, negarlo
es desconocer lo que sucede en cada rincón del país, a cualquier hora del día o
la noche y en todos los escenarios.
La preparación, la cultura general, la instrucción alcanzada en más de 50 años
de Revolución, nos separan hoy de la discrepancia banal, de la discusión
bizantina. Hoy somos mucho más maduros, más cultos, más libres. Hoy nuestro
disentir, viene acompañado del conocimiento en la gran mayoría de los casos,
aunque para hacer honor a la verdad, muchas veces nos pasamos. Si algo se puede
señalar a los cubanos de hoy es eso, que muchas veces nos extremamos.
Sinónimos
de disentir son: discrepar, divergir, diferenciarse, disputar, cuestionar,
negar, ¿Y esos no son sinónimos de ser revolucionarios? ¿Puede serlo quien nos
discrepe, quien no cuestione? ¿No somos inconformes por naturaleza? Los
revolucionarios disentimos además del poder global capitalista, de las ideas
enlatadas made in USA, de la falsa moral del imperio.
Hay
una diferencia primordial, axiológica, el capitalismo cree que al hombre solo
lo mueve el egoísmo, su palanca son las leyes ciegas del mercado, dios
omnipotente al que le rinden devoto culto, la amenaza del hambre por un lado y
la compulsión consumista, convierten al ser humano en nada.
En
el capitalismo el hombre es mera mercancía, nosotros los revolucionarios
disentimos de eso, nosotros creemos en la solidaridad, creemos que la palanca
que mueve al hombre es el amor, el amor al trabajo, el amor a nuestros
semejantes, creemos que podemos construir un mundo mejor basado en la hermandad
de todos los que habitamos el planeta Tierra.
La
prensa imperial y sus lacayos, denominan a los contrarrevolucionarios cubanos
disidentes (ellos se autoproclaman así también) pero ellos no son disidentes,
ellos son contrarrevolucionarios. Ellos son creados, organizados y financiados
por un gobierno extranjero, ellos han cometido actos de terrorismo, han matado,
mutilado, herido a miles de compatriotas, ellos mienten, difaman, calumnian y
trabajan día a día para facilitar la intervención militar de nuestro país, no
se ocultan para decirlo, no les importa solicitarlo abiertamente.
No
les llamemos disidentes porque no lo son, son contrarrevolucionarios y eso
tenemos que dejarlo bien claro. A veces no nos paramos a reflexionar un segundo
y repetimos el error que tanto le conviene al enemigo. En Cuba disentir,
discrepar es un derecho garantizado por nuestras leyes, esencia de nuestras
vidas, de nuestra cultura, de nuestro manera de ser.
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