El
pequeño Mayito soñaba en 1958 con un patio como el de su abuelo Eliseo, en
tiempos de latifundistas, de poderosos; no fue hasta medio siglo después que su
sueño vio la luz. En el nuevo siglo, más allá de sus caras ilusiones, crece en
su pequeño pueblo, antes olvidado, un patio superior en grandeza y hermosura,
inspirado por aquel viejo ferroviario que heredó a su nieto el amor y la
creatividad.
De
niño siempre quiso ser como él y recordaba a la finca como aquel lugar al que
todos venían. Fue precisamente su abuelo de quien heredó ese enamoramiento
inmenso por el ambiente natural.
Pero
el encantamiento provocado en Mayito superó el amor desmedido por la naturaleza
y el arte, pues despertó al artista conocido años después por Mario Pelegrín,
el creador del patio de todos los niños del pueblo. Nació así uno de los
proyectos comunitarios más importantes de Pinar del Río en la localidad Puerta
de Golpe.
"El
patio de Pelegrín es como una casa grande, la casa de todos los niños que
vivimos en Puerta de Golpe -dicen unos-, es lo mejor que ha podido pasar y lo
mejor que hay en este pueblo -agregan otros-. Ha sido en los efectos culturales
lo más importante que nos pudo haber pasado", -aseguran muchos-.
Desde
su creación en los umbrales del nuevo siglo exhibió tres líneas fundamentales
que superaron las expectativas del abuelo Eliseo: la cultural, la productiva y
la medioambiental.
El
efecto cautivador del Patio tiene incidencia no solo en el aspecto cultural de
los niños y la enseñanza del cuidado del medio ambiente, sino además, en lo
psicológico y lo educativo. Acerca de estos beneficios algunos padres dan su
testimonio.
"Comenzó
en mayo, hace tres meses, era un niño superhiperactivo, en la escuela no se
sentaba y empezó a inclinarse por el dibujo ya en primer grado y está hoy de lo
más tranquilo, eso me lo ha calmado de una manera increíble".
"Yo
puedo decir que mi hijo es otro desde que está en el proyecto hace cinco meses
para acá, es más responsable en la escuela y en la casa. En ocasiones lo he
escuchado decirles a sus amiguitos que los pájaros deben estar libres, que no
se debe echar basura a los ríos, que hay que cuidar de las plantas, todo eso lo
ha aprendido aquí. Cuando anuncian un ciclón su primera frase es, qué pasará
con mi patio, pobre Mayito."
Los
miedos por la destrucción del patio ante depredadores naturales como tormentas
y ciclones, asaltan a todos en Puerta de Golpe, incluso a Mario Pelegrín. Solo
que para él, el miedo se aplaca con la certeza de que allí hay un guardián
permanente con el pecho de frente al peligro, el abuelo Eliseo, un hombre que
no se deja vencer tan fácilmente, mucho menos por el mayor de sus sueños.
Ahora
hay muchos pequeños continuadores de los sueños, nuevos Mayito, pero en la
época de realización de sueños de los niños cubanos, en la Cuba revolucionaria.
A
ellos, el amor al arte y a la naturaleza les nace dentro, el proyecto les
inspiró el deseo de llegar a las estrellas. La originalidad y buen gusto lo
heredaron del mayor de los maestros del patio: Mario Pelegrín, quien intenta
hacer de cada niño, un artista nuevo.
El
proyecto ha recibido varios premios en más de una década de existencia, aunque
para Mario, el mayor de ellos es palpar el crecimiento espiritual de los niños.
La
comunidad Puerta de Golpe tiene un atributo especial que la hace hoy merecedora
de un nombre más allá de los horizontes de nuestro país; el proyecto es el
sueño hecho realidad que deslumbra a los niños de cualquier parte del mundo.
Ya
en Puerta de Golpe los latifundistas no deciden acerca del futuro de sus
habitantes; en Cuba, los niños piensan, pintan, leen, cuidan la naturaleza,
como lo hacen los del Patio de Pelegrín.
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