Cuestionada
por muchos y apoyada por otros tantos, la Ley Pública 89-732, del 2 de
noviembre de 1966, conocida como Ley de Ajuste Cubano, se mantiene como
símbolo de la manipulación subversiva de la emigración cubana, para crear la ilusión
de que “huyen del comunismo”. Fue aprobada por el presidente Lyndon B. Johnson,
siguiendo la línea política diseñada por su antecesor J.F. Kennedy.
Ese
concepto esta dentro de la guerra sicológica, en los momentos de mayor
esplendor de la llamada “guerra fría”.
Realmente el propósito de dicha Ley fue ajustarle el estatus migratorio a todos los cubanos que residían en Estados Unidos desde el 1ro de enero de 1959, muchos de ellos prófugos de la justicia cubana por los crímenes cometidos durante el gobierno del dictador Fulgencio Batista, quienes no tenían ni permiso de trabajo ni residencia legal.
La
Revolución comandada por Fidel Castro, no era del agrado del presidente D.
Eisenhower, ni del director de la CIA, Allen Dulles, según expresaron en la
reunión del Consejo Nacional de Seguridad, celebrada el 23 de diciembre de
1958, donde ambos coincidieron en que “había que evitar la victoria de Castro”.
Ante
el triunfo inevitable de Castro, el presidente Eisenhower, aprobó en diciembre
de 1960 el “Centro de emergencia de Refugiados cubanos en Miami”, dando inicio
a la categoría de “refugiados” a los que arribaban a los Estados Unidos, sin
fundamento legal alguno.
En
el ese lugar había asesinos, torturadores y ladrones que se enriquecieron bajo
el manto protector del tirano Batista y del propio Eisenhower, y a muchos la
CIA los utilizó para sus actividades subversivas, y en los planes para la
posterior invasión mercenaria en 1961 por Bahía de Cochinos.
Al
tomar la presidencia Kennedy, aprueba en 1961 el Programa de Refugiados
Cubanos, destinado a facilitar la integración de los “exiliados” de la isla a
la vida norteamericana y este contenía nueve puntos.
Dicho
programa también financiaba a los “refugiados” cubanos que ya ejecutaban
múltiples acciones terroristas contra Cuba, gracias a la guerra clandestina
promovida por el presidente Eisenhower, destinada a derrocar al Gobierno
cubano.
Hoy
se conoce en los documentos desclasificados, que el presupuesto inicial del
Programa fue de 4 millones de dólares en 1961, de 38 millones de dólares en
1962, hasta alcanzar la cifra de 144 millones de dólares en 1972. Duró 15 años
y le costó 727 millones de dólares al Tesoro estadounidense, algo que
desconocen aún muchos estadounidenses.
En
esa etapa la CIA, con el apoyo de la iglesia católica cubana y norteamericana,
inicia la criminal Operación Peter Pan, mediante la mentira y el engaño a los
padres cubanos, al hacerles creer que el Gobierno revolucionario les quitaría
la patria potestad sobre sus hijos, enviándolos por la fuerza a la URSS para
“lavarles el cerebro”.
El
26 de octubre de 1960 a través de la emisora Radio Swan se trasmite un mensaje
que decía:
“¡Madre
cubana, la próxima ley del gobierno será para quitarte a tus hijos desde los de
5 años y devolvértelos a los 18 convertidos en monstruos del materialismo! ¡Ve
a la iglesia y sigue las orientaciones del clero!”
Mediante
esa treta sacaron de Cuba a 14 mil 048 niños sin sus padres, lo que constituyó
la verdadera causa de la separación, por muchos años, de padres e hijos con
consecuencias psicológicas y físicas irreparables.
Otras
leyes para favorecer el éxodo solamente de los cubanos, han sido aprobadas a lo
largo de medio siglo, como es la Ley Pública 99-603 de 1986, “Ley para el
Control y la Reforma de Inmigración”, que incluía su Sección 202 un “Ajuste
para cubanos-haitianos, aprobada por el presidente Ronald Reagan, la cual
permitió que los cubanos llegados por la vía del Mariel pudieran solicitar la
residencia permanente, después de haber llevado más de 6 años en los EE.UU.,
sin tener un estatus migratorio definido.
En
mayo de 1995, al firmarse un nuevo Acuerdo Migratorio entre Estados Unidos y
Cuba, bajo la administración del presidente William Clinton, la llamada Ley de
Ajuste Cubano, sufrió su primera reforma, al establecerse la política de “pies
secos-pies mojados”, en la cual toda persona que se detenga en alta mar es
devuelta a Cuba. Solo son aceptados los que logren tocar tierra firme.
El
30 de septiembre del 1996, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley pública
104-208, conocida como “Acta de Reforma a la Inmigración Ilegal y la
Responsabilidad del Inmigrante Ilegal” y en su Sección 606, se establece que se
condiciona la eliminación de la conocida Ley de Ajuste Cubano, solamente por la
determinación del Presidente de Estados Unidos, bajo lo establecido en la
Sección 203 (c) (3) del Acta de la Libertad y Solidaridad Cubana de 1996, Ley
pública 104-114, conocida como Ley Helms-Burton, cuando ostente el poder en
Cuba un gobierno “elegido democráticamente”.
En
noviembre de 1997 el Congreso de los Estados Unidos aprueba la Ley Pública
105-100. “Ley de Ajuste Nicaragüense y Alivio Centroamericano”, (NACARA), la
cual define en su Sección 202, el “Ajuste del estatus de ciertos nicaragüenses
y cubanos”, que tuvieran los requisitos necesarios para solicitar su residencia
permanente en Estados Unidos.
El
presidente George W. Bush, aprueba en septiembre del 2006, el llamado “Cuban
Medical Professional Parole”, en coordinación con el Departamento de Estado y
el Departamento de Seguridad de la Patria, con el fin de lograr la deserción de
profesionales de la Salud que integran las brigadas de solidaridad cubana en el
mundo.
El
31 de julio del 2007, se produce un segundo ajuste de la “Ley de Ajuste
Cubano”, cuando el gobierno norteamericano dio a conocer que las autoridades
federales de Inmigración facilitarían, desde ese momento, que personas nacidas
fuera de Cuba, que tuvieran al menos uno de sus padres cubanos por nacimiento,
pudieran obtener la residencia permanente en Estados Unidos.
Ese
hecho prueba la manipulación política del tema migratorio contra la Revolución
cubana, pues esos no pueden ser calificados como “perseguidos políticos”.
Hoy
el debate de modificar la Ley de Ajuste se incrementa en Miami, porque es
evidente que se desboronan los argumentos para sostenerla y solo estimula
la emigración ilegal, al facilitar un conjunto de beneficios que van contra los
presupuestos estatales.
No
obstante, el Miami Herald y el Nuevo Herald en sus editoriales solicitando su
eliminación o reajuste, continúan la manipulación del tema al asegurar: “Cuba
sigue controlada por los mismos que ocuparon el poder en 1959”, aunque la
realidad se impone y nos les quedó otra alternativa que reconocer: “…los que
hoy llegan son jóvenes, motivados y desesperados por tener la posibilidad de
obtener algo mejor de lo que tienen en Cuba. Pero rara vez se menciona la
persecución política como un factor para la emigración”.
Pero
como expuso José Martí:
“Nada
falso es duradero ni útil”.
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