Este miércoles en el acto realizado en
la sala Universal de las FAR para conmemorar el 40 aniversario de la independencia
de Angola,
presidido por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros General de
Ejército Raúl Castro, se otorgó póstumamente el Título
de Héroe de la República de Cuba y la Orden Máximo Gómez de Primer Grado con
carácter póstumo a las hijas de los generales de brigada Raúl Díaz-Argüelles y
Víctor Schueg Colás.
Dichas condecoraciones, también les
fueron impuestas a los generales de división Carlos Fernández Gondín y Romárico
Sotomayor, ministro y jefe de la Dirección Política del Minint,
respectivamente. Todas meritorias y en justo reconocimiento a sus méritos.
Pero quiero referirme en particular a
quien entre ellos cayó combatiendo el de 11 de diciembre de 1975 en el norte de
Ebo, Angola, con apenas 39 años y se le otorgó poco después el ascenso póstumo
a General de Brigada, el reconocimiento más alto a un militar que cae
cumpliendo con su deber. Se convirtió así en un símbolo de nuestros
combatientes internacionalistas.
Llevan su nombre la Facultad de
Medicina de Guinea Bissau, donde en tantos combates participó en ayuda al
movimiento revolucionario que conquistaba la independencia de aquel país y una
escuela militar en Angola en cuyo territorio libró decisivos y oportunos
combates contra las fuerzas mercenarias zairotas y del FLNA y contra los
racistas sudafricanos que comenzaron a perder el mito de su invencibilidad
por su voluntad y su experiencia militar.
También lo tiene la empresa portuaria
de Moa en Holguín, el Instituto Pre Universitario de Güines y el Complejo
Deportivo en la capital, recordando su destacada participación deportiva como
estudiante universitario.
Raúl Díaz-Argüelles fue uno de
esos jóvenes que en el fogueo de la lucha fue evolucionando y madurando sin
perder sus raíces de verdadera entraña popular, su jovialidad y perseverancia.
Estudiaba en EEUU y lo sorprende de
vacaciones en Cuba el golpe de estado de Batista. No regresa. Busca a sus
compañeros Tony Castell, Juan Pedro Carbó Serviá y José Machado “Machadito” y
se incorpora a las luchas estudiantiles en la universidad donde matricula.
Integra el Directorio Revolucionario y se convierte en uno de sus combatientes
más activos en la capital.
Realiza varias acciones espectaculares
y perseguido vuelve clandestino a Estados Unidos para venir de inmediato en la
expedición de esa organización que abre en el Escambray un núcleo guerrillero.
Se le encomienda retornar a la capital para reactivar la lucha urbana y lo
logra con varias operaciones audaces y acosado por la persecución se incorpora
al grupo guerrillero del Directorio Revolucionario en las montañas.
Su promoción a Comandante allí se la
impone el legendario guerrillero argentino que aúna ya en esa zona a las
fuerzas verdaderamente revolucionarias y confirma su ascenso en diversos
combates donde también fortalece sus convicciones, que mantuvo siempre después,
de que nuestra fortaleza radicaba en la pujanza que adquiriera la unidad entre
los revolucionarios.
Ocupa diversos cargos en las nacientes
Fuerzas Armadas Revolucionarias que cumple a cabalidad. Nadie mejor que el
Comandante de la Revolución Guillermo García cuando era Jefe del Ejército
Occidental donde Raúl Díaz Arguelles sirvió para testimoniarlo cuando dijo
después de su muerte heroica:
“Era un cumplidor estricto… un militar
revolucionario en toda la extensión de la palabra…por su seriedad, por su
disciplina, fue ganando la confianza no sólo mía sino de todo el colectivo de
viejos combatientes de la Sierra Maestra que llegaron a tomarle un cariño como
si fuera un veterano, ya del mismo núcleo.”
“La imagen de él es una cosa que queda
impregnada. Era una gente de éstas, tremenda en rectificar cualquier cosa. No
era fácil llamarle la atención, era una gente de un carácter serio, rígido, muy
fuerte, exigente, cumplidor.
Era una gente joven pero madura, había
madurado muy temprano. Tenía muchos criterios y lo discutía a la saciedad
siempre que pensaba que tenía la razón”.
Luego comenzó su periplo africano. En
Bissau se destacó como organizador y combatiente. Transmitía su experiencia
vivida intensamente como luchador clandestino y guerrillero, la que conoció de
sus compañeros y las enseñanzas aprendidas en escuelas militares. No era
posible apartarlo de los combates más riesgosos.
En Angola con idéntico ímpetu
compartió esa capacidad combativa y su ingenio con los guerrilleros angolanos
logrando victorias históricas y estratégicas. Ha sido muy justa la decisión del
Consejo de Estado de otorgarle el Título de Héroe de la República de Cuba y la
Orden Máximo Gómez de Primer Grado con carácter póstumo precisamente cuando se
cumplen 40 años de la independencia del hermano pueblo angolano que él ayudó
con su tenaz perseverancia y a costa de su vida, a conquistar.
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