Una
batalla de dos décadas de antigüedad sobre quién tiene el derecho de usar la
marca Havana Club en
Estados Unidos terminó tranquilamente esta semana en la Oficina de Patentes y
Marcas con la decisión de que el legítimo propietario es una empresa del
gobierno cubano.
La
lucha enfrentó a Bacardí contra Cubaexport —socio cubano del fabricante francés
de licores, Pernod Ricard— por la distribución mundial del ron más emblemático
de Cuba, el Havana Club.
Debido
al bloqueo, el ron hecho en Cuba ni siquiera puede ser vendido en Estados
Unidos. Pero a partir del proceso por la normalización
de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, se acerca el día en
que el ron de Cuba no sólo llegue en las maletas de los visitantes a la isla,
sino que se venda libremente en el mercado estadounidense.
El
miércoles, la oficina de marcas informó a David Bernstein, abogado de Nueva
York que representa Cubaexport, que el registro en los Estados Unidos de la
marca de la compañía cubana Havana Club había sido renovado, pero sólo hasta el
27 de enero. Esto se debe a que el período de diez años data de 2006, cuando
fue rechazado el intento de Cubaexport por volver a registrar la marca.
Olivier
Cavil, portavoz de Pernod Ricard, dijo que ya ha sido presentada una petición
para renovar la marca por otro período de 10 años.
Bacardi
también trató de reforzar su caso mediante la venta de
su propio Havana Club —hecho en Puerto Rico a partir de la
receta de la familia Arechabala, en la Florida— para establecer sus derechos de
propiedad a través del uso de la marca.
Después
de que el Tribunal Supremo se negara a revisar el caso en mayo de 2012, Bacardi
esperó a que la Oficina de Patentes y Marcas cancelara el derecho de Cubaexport
a utilizar el nombre en los Estados Unidos.
Pero
Cubaexport presentó una petición ante la oficina de marcas, diciendo que el
registro no podría ser revocado y que permanecería congelado mientras se
mantuviera el bloqueo a Cuba.
A
pesar de que los Estados Unidos y Cuba restauraron las relaciones diplomáticas
el año pasado, el bloqueo prohíbe la mayoría de las transacciones financieras
con la isla a menos que estén autorizadas por la Oficina de Control de Activos
Extranjeros del Departamento del Tesoro, OFAC.
Cuando
Cubaexport trató de obtener una licencia de la OFAC en 2006 para poder pagar
500 dólares y renovar la marca Havana Club, la OFAC se negó, diciendo que había
consultado con el Departamento de Estado y la concesión de una licencia a
Cubaexport “sería incompatible con la política de Estados Unidos.”
El
resultado: el registro de Cubaexport fue declarado “cancelado, vencido”.
La
solicitud también fue complicada por el artículo 211, que fue adjuntado a un
proyecto de ley de gasto federal de 1998 y prohíbe cualquier acción de marcas o
pagos en relación con un negocio o activos confiscados.
Cubaexport
impugnó la decisión de la OFAC en una corte federal en Washington DC, pero
perdió y también perdió en la apelación. Cuando la Corte Suprema se negó a
escucharlo, el caso regresó a la oficina de marcas en el 2012.
Sin
embargo, recientemente, Cubaexport aplicó de nuevo para una licencia de la OFAC
para pagar sus gastos de inscripción y esta vez se le concedió, dijo el
portavoz de Pernod Ricard, Olivier Cavil.
El
martes, Cubaexport presentó una licencia que autoriza el pago de su cuota de
presentación para la renovación del registro de 2006, “así como todas las demás
transacciones necesarias renovar y mantener el registro”. Al día siguiente, el
registro de la marca se renovó.
En
cuanto al impacto de la decisión para el negocio, Cavil dijo: “No es demasiado
significativa. No hay impacto en el negocio en lo absoluto, porque el embargo
sigue vigente”.
Pernod
Ricard, que también ha sobrevivido a los desafíos de Bacardi sobre el uso
internacional de la marca Havana Club,
sigue distribuyendo la marca en más de 100 países y vende alrededor de 4
millones de cajas al año.
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