El
premio al esfuerzo de los pinareños del sector de la salud, al cierre del 31 de
diciembre 2015, fue entrar al nuevo año con la más baja tasa de mortalidad
infantil del país, un significativo 3,4 por cada mil nacidos vivos, que resume
la voluntad de muchos para alegrar a los hogares vueltabajeros.
Una
baja tasa de ese tipo es de legítimo orgullo para los cubanos, no se trata de
pueril triunfalismo ni simple banalidad, sencillamente es la demostración de
que el trabajo sostenido por años, asegura una maternidad feliz y mayor calidad
de vida, en una sociedad que se renueva, porque el país marcha aceleradamente
hacia el envejecimiento.
Cuando
el año entraba en sus postrimerías, Guerrillero publicó que la provincia
exponía una tasa de 3,5 y aunque los especialistas tenían la certeza de que el
cierre sería mejor, se mostraron cautelosos.
Los
once municipios trabajaron con rigor, unos con más éxitos que otros, pero lo
hicieron mejor San Juan y Martínez, Los Palacios y La Palma, que durante el año
no registraron muertes en nacidos vivos menores de un año.
La
tasa obtenida no es una excepción, desde hace tres años la provincia se sitúa
por debajo de cuatro en el esquema nacional, por eso al momento de agradecer,
la lista es tan larga que no puede mencionarse integralmente.
Todos
merecen un premio, pero a quién entregar el galardón si los protagonistas son
tantos, incluso los anónimos que nunca llegan a conocerse y hasta la familia,
porque el hogar es factor determinante en el cuidado de un embarazo.
No
es un resultado espontáneo por un magnífico año de trabajo, tampoco la tasa es
un ente inamovible, puede variar en solo horas, pero no impide que el pueblo
sienta ese regocijo momentáneo por las grandes cosas.
El
nacimiento de un niño es una batalla en la que intervienen el sistema de
atención primaria, los ginecólogos, obstetras, neonatólogos, pediatras,
clínicos, personal de enfermería de todas las especialidades, los laboratorios,
la imagenología y muchas áreas como la Genética que a veces interviene desde
antes de la concepción.
Los
resultados en Salud no pueden verse matemáticamente, sino desde el Consultorio,
los Servicios de neonatología en la maternidad del Abel Santamaría y en
Sandino; la Pediatría en cada policlínico y por excelencia en el hospital Pepe
Portilla; en la Comisión provincial de atención a la materna grave, en la
Unidad de Cuidados Intensivos tres del Abel Santamaría y en el Banco provincial
de leche humana, una institución de referencia nacional y en todo lugar, donde
alguien de bata blanca haya trabajado para que los servicios sean mejores.
Es
un éxito de la salud y de la población, los primeros por su aporte científico y
humanitario; los segundos porque reciben el beneficio de su obra, la que es
imposible sino se preserva el capital invertido, los inmuebles, recursos de
todo tipo y especialmente en el enfrentamiento a los depredadores que a veces
empañan los resultados de un sector tan noble y necesario.
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