El
más reciente discurso1sobre el Estado de la Nación, o de la Unión como más
comúnmente se le conoce, en Estados Unidos no trajo consigo grandes anuncios ni
cambios. Fue más el morbo creado en torno a qué podría abordar el presidente
Obama en su última alocución de este tipo durante su mandato.
Los
temas de política interna coparon gran parte de sus palabras. Sin embargo, en
una parte del discurso, Obama expresó entre líneas lo que ha caracterizado el
accionar estadounidense en buena parte de su política exterior,
intervencionista por demás. A ello se suma la preponderancia ganada por
estrategias de Guerra No Convencional para derrocar gobiernos “hostiles”.
Muy
claramente Obama justificó el empleo de la Guerra No Convencional: “tampoco
podemos intentar hacernos cargo y reconstruir cada país que entre en crisis.
Eso no es ser un líder; es una manera segura de acabar en un atolladero,
derramando sangre y dinero estadounidense. Es la lección de Vietnam, de Irak, y
ya deberíamos haberla aprendido”.
Continuó
Obama diciendo: “afortunadamente, hay un enfoque diferente y más inteligente,
una estrategia paciente y disciplinada que emplea todos los elementos de
nuestra potencia nacional”.
A
juzgar por sus palabras, y por los hechos, se terminaron los grandes
despliegues de fuerzas militares hacia cualquier lugar del mundo. Para seguir
con su papel de “policía mundial” y “salvadores de la democracia” contarán con
las Fuerzas de Operaciones Especiales y sus métodos de guerra no
convencionales.
Es
una realidad, ahora mismo estas fuerzas están presentes en más de 135 países2 y
cumplen las más diversas misiones, la principal de ellas y por mandato
presidencial, la Guerra No Convencional. La huella o rastro dejado por estos
efectivos es un tanto difícil de detectar, pues en ocasiones cuando actúan no sobrepasan
la docena de hombres.
Los
propios documentos doctrinales de las Fuerzas Armadas de EE.UU. sobre la
Guerra No Convencional la describen así,3 con resultados no inmediatos,
sino en años, y la participación de agencias federales encargadas también de
proyectar ese “poderío nacional” que dicen tener.
Finalmente,
Obama una vez más nos confirma lo que ya hemos denunciado, Estados Unidos
desarrolla una Guerra no Convencional contra el pueblo y el gobierno sirios:
“así es como vemos los conflictos como el de Siria, donde nos hemos unido a las
fuerzas locales y estamos liderando esfuerzos internacionales para ayudar a esa
sociedad descompuesta”.
Reflexionemos
sobre algunas de sus palabras, “fuerzas locales” para Obama no es el Ejército
Árabe sirio ni las milicias populares que el pueblo sirio ha formado. Las
“fuerzas locales” para Obama son los grupos rebeldes, terroristas creados y
apoyados desde el inicio de la crisis para derrocar al presidente Bashar
al-Assad, que Occidente quiere presentar como “rebeldes moderados”.
¿“Esfuerzos
internacionales”? al respecto solo diré que tras más de un año de bombardeos,
la llamada Coalición Internacional no ha logrado acabar con el Estado Islámico.
Claro que no pueden hacerlo, es imposible acabar con su propio engendro. Y si
de liderazgo nos habla Obama pues se trata de “liderar desde atrás”, recuerden
Libia y los resultados de esa también guerra imperialista.
Obama
califica la sociedad siria como “descompuesta” y surge entonces una pregunta
obligada, ¿quién, si no Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Turquía y las
monarquías del Golfo llevaron a Siria a lo que es hoy? ¿Quiénes crearon y
apoyan a los grupos terroristas?
En
solo tres párrafos Obama delineó lo que es y será la política estadounidense
para con países como Cuba, cuyos principios e intereses jamás estarán del lado
imperialista.
Tendremos
que seguir alertas, pues por lo visto, los Estados Unidos tienen Guerra No
Convencional para rato.
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