La intensa sequía reportada en Pinar del Río desde finales de 2014,
repercutió de manera negativa en disímiles renglones económicos de la
provincia, y conllevó, sobre todo, a la imposibilidad de cumplir los planes de
producción pactados para el periodo y en algunos casos, quedar muy por debajo
de los rendimientos esperados.
Así ocurrió con el arroz, fiel testigo de los
perjuicios directos del fenómeno, que “aportó” significativos daños a la
economía, esencialmente por la pérdida total del grano en una primera etapa de
siembra en los momentos de mayor ausencia de agua en los embalses abastecedores
al llamado macizo arrocero, y luego, cuando se comprometieron más de cinco mil
hectáreas (ha) en la campaña de primavera.
Una recuperación de los acuíferos en el
segundo semestre de 2015, permitió la planificación de seis mil 934 ha a
plantar, cifra cuyos rendimientos quedarán aún muy por debajo de la demanda de
la población pinareña, ascendente a 20 mil toneladas del cereal.
De esta manera, también se vieron lacerados
durante el año la entrega a la industria del cultivo, pues Pinar del Río
tradicionalmente surte a territorios como La Habana.
Todo este panorama puso en jaque a los
productores, quienes tuvieron que ingeniar para obtener algunos índices
favorables, frente a las trastadas del clima.
El renglón insigne de Vueltabajo de igual
modo sufrió los embates de la aridez, por lo cual en la contienda 2014- 2015,
fue imposible el cumplimiento del plan pactado correspondiente a la obtención
de capas para la exportación, de las cuales la provincia aporta históricamente
el 50 por ciento a la industria del torcido, destinadas a cubrir los famosos
habanos que dotan de prestigio a esta tierra.
Sin embargo, aún queda por beneficiar tabaco de la cosecha anterior, debido, en esencia, a la
falta de mano de obra, de ahí la implementación en la etapa de un proceso
productivo con la colaboración de trabajadores de diferentes sectores, en las
faenas características de las escogidas.
Aparejado a ello, las intensas lluvias registradas hace unos meses,
incidieron en el quebranto de más de 43 mil 600 canterios de semilleros; pero
los vegueros aspiran a culminar diciembre con el 90 por ciento de las áreas de
plantación previstas en la actual campaña, según directivos del ramo.
A unas 17 mil hectáreas asciende lo pactado
para el periodo 2015- 2016 en el territorio que tributa dos tercios de la
producción del país, y aporta, además, capotes y tripas necesarios para la
fabricación de los puros.
Con otro rostro se comportó la producción de miel, al alcanzar cifras halagüeñas, gracias al
esfuerzo de los apicultores del patio, quienes no creyeron en malas rachas y
supieron afrontar las adversidades.
Tras 12 años de interrupción debido a que los
ingresos no resarcían los gastos, Pinar del Río retomó la producción de jalea
real, quehacer asumido de manera artesanal por trabajadores de la Unidad Básica
de Producción Cooperativa Minas de Matahambre y un productor del municipio Los
Palacios.
Para 2016, aspiran a sumar a mayor cantidad
de personas en la actividad y arribar a los 50 kilogramos del producto, número
que pudiera parecer pequeño, pero no se debe obviar la complejidad del proceso.
Asimismo, en el último trimestre del año se
registró un aumento del número de solicitudes de tierras en usufructo, lo cual
supera la cifra de 56 mil hectáreas (ha) otorgadas para labores agrícolas,
representativas del 70 por ciento de la superficie disponible. Ello
posibilitará la explotación de áreas en desuso, sobre todo destinadas a la
siembra de arroz y tabaco, y para la cría de ganado.
Una economía con altibajos y nuevos retos a
partir de enero, pero sin dudas, con la anuencia de voluntades podrá mostrar
diferente apariencia al concluir 2016. Todo depende los actores implicados en
cada actividad, y por supuesto, de las bondades de la madre naturaleza.
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